Talált 472 Eredmények: sacerdote Hilquías

  • Yavé presentó ante mis ojos a Josué, el gran sacerdote. Estaba éste frente al ángel de Yavé, y tenía a su derecha a Satán, que lo estaba acusando. (Zacarías 3, 1)

  • Escucha, pues, Josué, sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan en tu presencia, pues todos ustedes son personas importantes. (9b) Voy a traer acá a mi servidor, el Brote, (Zacarías 3, 8)

  • Con el oro y plata recolectados harás una corona que pondrás en la cabeza de Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote. (Zacarías 6, 11)

  • El construirá el Templo de Yavé y recibirá el poder. Se sentará en un trono para gobernar, y también un sacerdote se sentará en un trono, con armonía perfecta entre ambos. (Zacarías 6, 13)

  • Porque los labios del sacerdote guardan el conocimiento y en su boca se debe encontrar la ley, pues es el mensajero de Yavé de los ejércitos. (Malaquías 2, 7)

  • Jesús le dijo: «Mira, no se lo digas a nadie; pero ve a mostrarte al sacerdote y ofrece la ofrenda ordenada por la Ley de Moisés, pues tú tienes que hacerles una declaración.» (Evangelio según San Mateo 8, 4)

  • Por entonces, los jefes de los sacerdotes y las autoridades judías se reunieron en el palacio del sumo sacerdote, que se llamaba Caifás, (Evangelio según San Mateo 26, 3)

  • Uno de los que estaban con Jesús sacó la espada e hirió al sirviente del sumo sacerdote, cortándole una oreja. (Evangelio según San Mateo 26, 51)

  • Los que tomaron preso a Jesús lo llevaron a casa del sumo sacerdote Caifás, donde se habían reunido los maestros de la Ley y las autoridades judías. (Evangelio según San Mateo 26, 57)

  • Pedro lo iba siguiendo de lejos, hasta llegar al palacio del sumo sacerdote. Entró en el patio y se sentó con los policías del Templo, para ver en qué terminaba todo. (Evangelio según San Mateo 26, 58)

  • Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y preguntó a Jesús: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué es esto que declaran en contra tuya?» (Evangelio según San Mateo 26, 62)

  • Pero Jesús se quedó callado. Entonces el sumo sacerdote le dijo: «En el nombre del Dios vivo te ordeno que nos contestes: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios?» (Evangelio según San Mateo 26, 63)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina