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pero apenas se miraba, se iba y se olvidaba de cómo era. (Carta de Santiago 1, 24)
Todo lo contrario el que fija su atención en la Ley perfecta de la libertad y persevera en ella, no como oyente olvidadizo, sino como activo cumplidor; éste será dichoso al practicarla. (Carta de Santiago 1, 25)
La lengua es un fuego, y es un mundo de maldad; rige nuestro organismo y mancha a toda la persona: el fuego del infierno se mete en ella y lo transmite a toda nuestra vida. (Carta de Santiago 3, 6)
La higuera no puede producir aceitunas ni la vid higos, y lo salobre no dará agua dulce. (Carta de Santiago 3, 12)
Y donde hay envidia y ambición habrá también inestabilidad y muchas cosas malas. (Carta de Santiago 3, 16)
Ustedes quisieran tener y no tienen, entonces matan; tienen envidia y no consiguen, entonces no hay más que discusiones y peleas. Pero si ustedes no tienen es porque no piden, (Carta de Santiago 4, 2)
Pero ustedes no saben lo que será el mañana. ¿Estarán con vida todavía? Pues no son más que humo que se ve por unos instantes y luego se disipa. (Carta de Santiago 4, 14)
¿Por qué no dicen más bien: «Si Dios nos da vida, haremos esto o lo otro»? (Carta de Santiago 4, 15)
sepan que el que aparta a un pecador de su mal camino, salva un alma de la muerte y hace olvidar muchos pecados. (Carta de Santiago 5, 20)
Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor, por su gran misericordia. Al resucitar a Cristo Jesús de entre los muertos, nos dió una vida nueva y una esperanza viva. (1º Carta de Pedro 1, 3)
No olviden que han sido rescatados de la vida vacía que aprendieron de sus padres; pero no con un rescate material de oro o plata, (1º Carta de Pedro 1, 18)
Rechacen, pues, toda maldad y engaño, la hipocresía, la envidia y toda clase de chismes. (1º Carta de Pedro 2, 1)