Talált 2274 Eredmények: �Cuándo

  • ¿Acaso nuestro padre Abraham no fue justificado por las obras, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? (Santiago 2, 21)

  • ¿Acaso Rahab, la prostituta, no fue justificada por las obras, cuando recibió a los mensajeros y les hizo tomar otro camino? (Santiago 2, 25)

  • Cuando ponemos un freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, dominamos todo su cuerpo. (Santiago 3, 3)

  • Pero ante todo, hermanos, no juren ni por el cielo, ni por la tierra, ni de ninguna manera: que cuando digan «sí», sea sí; y cuando digan «no», sea no, para no ser condenados. (Santiago 5, 12)

  • Elías era un hombre como nosotros, y sin embargo, cuando oró con insistencia para que no lloviera, no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. (Santiago 5, 17)

  • Por lo tanto, manténganse con el espíritu alerta, vivan sobriamente y pongan toda su esperanza en la gracia que recibirán cuando se manifieste Jesucristo. (I Pedro 1, 13)

  • Cuando era insultado, no devolvía el insulto, y mientras padecía no profería amenazas; al contrario, confiaba su causa al que juzga rectamente. (I Pedro 2, 23)

  • a los que se resistieron a creer cuando Dios esperaba pacientemente, en los días en que Noé construía el arca. En ella, unos pocos -ocho en total- se salvaron a través del agua. (I Pedro 3, 20)

  • Alégrense en la medida en que puedan compartir los sufrimientos de Cristo. Así, cuando se manifieste su gloria, ustedes también desbordarán de gozo y de alegría. (I Pedro 4, 13)

  • Y cuando llegue el Jefe de los pastores, recibirán la corona imperecedera de gloria. (I Pedro 5, 4)

  • En efecto, él recibió de Dios Padre el honor y la gloria, cuando la Gloria llena de majestad le dirigió esta palabra: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección». (II Pedro 1, 17)

  • Sí, permanezcan en él, hijos míos, para que cuando él se manifieste, tengamos plena confianza, y no sintamos vergüenza ante él en el Día de su Venida. (I Juan 2, 28)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina