Talált 340 Eredmények: Enemigos
Estos tenían bajo su mando un ejército de trescientos siete mil quinientos soldados, capacitados para ayudar valientemente al rey contra sus enemigos. (II Crónicas 26, 13)
Cuando los enemigos de Judá y de Benjamín se enteraron de que los antiguos exiliados estaban construyendo un Templo para el Señor, el Dios de Israel, (Esdras 4, 1)
El día doce del primer mes, partimos de las orillas del río Ahavá para ir a Jerusalén. La mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y él nos preservó durante la marcha de los ataques enemigos y de las emboscadas. (Esdras 8, 31)
Cuando nuestros enemigos advirtieron que estábamos alerta y que Dios había desbaratado sus planes, volvimos todos a las murallas, cada uno a su trabajo. (Nehemías 4, 9)
Yo seguí diciendo: "Lo que ustedes hacen no está bien. ¿No deberían vivir en el temor de nuestro Dios, para evitar el desprecio de los paganos, nuestros enemigos? (Nehemías 5, 9)
Cuando Sambalat, Tobías, Guésem, el árabe, y los demás enemigos nuestros supieron que yo había reconstruido las murallas y que no quedaba en ellas ninguna brecha -aunque hasta entonces no había colocado las hojas de las puertas- (Nehemías 6, 1)
Cuando todos nuestros enemigos se enteraron, todas las naciones vecinas quedaron vivamente impresionadas; se sintieron muy humilladas a sus propios ojos y reconocieron que el trabajo había sido ejecutado gracias a nuestro Dios. (Nehemías 6, 16)
Pero apenas se sentían tranquilos, volvían a hacer el mal delante de ti, y tú los abandonabas en manos de sus enemigos, que los oprimían; ellos volvían a invocarte y tú los oías desde el cielo: ¡cuántas veces los salvaste por tu misericordia! (Nehemías 9, 28)
Los que pecan y practican la injusticia son enemigos de su propia vida. (Tobías 12, 10)
Al verse rodeados por todos sus enemigos, los israelitas invocaron al Señor, su Dios, porque se sentían anonadados y sin posibilidad de romper el cerco. (Judit 7, 19)
Estos se presentaron, y ella les dijo: "Escúchenme, por favor, jefes de la población de Betulia. Ustedes se equivocaron hoy ante el pueblo, al jurar solemnemente que entregarían la ciudad a nuestros enemigos, si el Señor no viene a ayudarnos en el término fijado. (Judit 8, 11)
Porque si él no quiere venir a ayudarnos en el término de cinco días, tiene poder para protegernos cuando él quiera o para destruirnos ante nuestros enemigos. (Judit 8, 15)