Talált 299 Eredmények: Hija

  • El padre de la joven dirá a los ancianos: "Yo entregué mi hija a este hombre para que fuera su esposa, pero él le ha tomado aversión (Deuteronomio 22, 16)

  • y ahora la acusa falsamente, declarando que no encontró en ella las señales de la virginidad. Aquí están las pruebas de que mi hija era realmente virgen". Y en seguida extenderán la sábana nupcial ante los ancianos de la ciudad. (Deuteronomio 22, 17)

  • Maldito sea el que se acuesta con su hermana, la hija de su padre o de su madre. Y todo el pueblo responderá: Amén. (Deuteronomio 27, 22)

  • La más fina y delicada entre las mujeres de tu pueblo -tan fina y delicada que ni siquiera se hubiera atrevido a pisar el suelo con la planta de sus pies- mirará con odio al esposo de su corazón, a su hijo y a su hija, (Deuteronomio 28, 56)

  • Entonces Caleb dijo: "Al que derrote y conquiste a Quiriat Séfer, yo le daré como esposa a mi hija Acsá". (Josué 15, 16)

  • El que la conquistó fue Otniel, hijo de Quenaz y hermano de Caleb, y este le dio como esposa a su hija Acsá. (Josué 15, 17)

  • Entonces Caleb dijo: "Al que derrote y conquiste a Quiriat Séfer, yo le daré como esposa a mi hija Acsá". (Jueces 1, 12)

  • El que la conquistó fue Otniel, hijo de Quenaz y hermano menor de Caleb, y este le dio como esposa a su hija Acsá. (Jueces 1, 13)

  • Cuando Jefté regresó a su casa, en Mispá, le salió al encuentro su hija, bailando al son de panderetas. Era su única hija; fuera de ella, Jefté no tenía hijos ni hijas. (Jueces 11, 34)

  • Al verla, rasgó sus vestiduras y exclamó: "¡Hija mía, me has destrozado! ¿Tenías que ser tú la causa de mi desgracia? Yo hice una promesa al Señor, y ahora no puedo retractarme". (Jueces 11, 35)

  • todos los años, las mujeres israelitas van a lamentarse durante cuatro días por la hija de Jefté, el galaadita. (Jueces 11, 40)

  • Yo tengo a mi hija, que es virgen: se la traeré afuera, para que ustedes abusen de ella y la traten como mejor les parezca. Pero no cometan semejante infamia con ese hombre". (Jueces 19, 24)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina