Talált 48 Eredmények: Jueces

  • y dijo a los jueces: "Miren bien lo que hacen, porque ustedes no deben juzgar en nombre de los hombres, sino del Señor, que está con ustedes cuando administran la justicia. (II Crónicas 19, 6)

  • "Rejúm, el gobernador, Simsai, el secretario, y sus demás colegas; los jueces y los legados, funcionarios persas; la gente de Uruc, de Babilonia y de Susa -es decir, los elamitas- (Esdras 4, 9)

  • Y tú, Esdras, con esa sabiduría de tu Dios que reside en ti, designa jueces y magistrados, para hacer justicia a todo el pueblo que está del otro lado del Éufrates, es decir, a todos los que conocen la Ley de tu Dios. Y enseña esa Ley a quienes no la conocen. (Esdras 7, 25)

  • Sería mejor que nuestros jefes representen a toda la asamblea: todos los que, dentro de nuestras ciudades, se hayan casado con mujeres extranjeras, vendrán a presentarse en la fecha señalada, acompañados de los ancianos y de los jueces de cada ciudad, hasta que se haya alejado de nosotros la ira de nuestro Dios a causa de este asunto". (Esdras 10, 14)

  • Si un país cae en manos de un malvado, pone un velo sobre el rostro de los jueces: si no es él, ¿quién otro puede ser? (Job 9, 24)

  • Él hace andar descalzos a los consejeros y priva a los jueces de su sano juicio. (Job 12, 17)

  • Porque eso sí que es una infamia, un delito reprobado por los jueces; (Job 31, 11)

  • ¡también eso sería un delito reprobado por los jueces, porque yo habría renegado del Dios de lo alto! (Job 31, 28)

  • ¡Escuchen, reyes, y comprendan! ¡Aprendan, jueces de los confines de la tierra! (Sabiduría 6, 1)

  • También los Jueces, cada uno por su nombre, fueron hombres que no cayeron en la idolatría ni se apartaron del Señor: ¡que sea bendita su memoria! (Eclesiástico 46, 11)

  • Haré a tus jueces como eran antes y a tus consejeros, como al principio. Después de esto, te llamarán "Ciudad de la Justicia", "Ciudad Fiel". (Isaías 1, 26)

  • Y ahora, habitantes de Jerusalén y hombres de Judá, sean ustedes los jueces entre mi viña y yo. (Isaías 5, 3)


“Pense em Jesus flagelado por amor a você, e ofereça com generosidade um sacrifício a Ele”. São Padre Pio de Pietrelcina