Talált 54 Eredmények: Muro

  • Él me dijo: "Hijo de hombre, abre un boquete en el muro". Yo abrí un boquete y vi que había una puerta. (Ezequiel 8, 8)

  • Abrirás un boquete en el muro y saldrás por él, a la vista de ellos. (Ezequiel 12, 5)

  • Yo hice exactamente lo que se me había ordenado: saqué mi equipaje en pleno día como quien parte para el exilio, y por la tarde abrí un boquete en el muro con la mano. Salí cuando estaba oscuro y cargué el equipaje sobre mis espaldas, a la vista de ellos. (Ezequiel 12, 7)

  • El príncipe que está en medio de ellos cargará el equipaje sobre sus espaldas durante la noche, y saldrá por el boquete que abrirán en el muro para hacerlo salir; y él se cubrirá el rostro, para no ver el país. (Ezequiel 12, 12)

  • Ustedes no han subido a las brechas ni han levantado un muro alrededor de la casa de Israel, a fin de que pueda resistir en el combate, el día del Señor. (Ezequiel 13, 5)

  • Pero Oholibá fue más lejos todavía con sus prostituciones: vio unos hombres esculpidos en el muro, imágenes de caldeos pintadas de rojo, (Ezequiel 23, 14)

  • Allí había un muro, que rodeaba toda la parte exterior de la Casa. La vara de medir que el hombre tenía en la mano era de seis codos, a razón de codo y palmo, es decir, de medio metro por cada codo. El hombre midió el espesor y la altura de la construcción, y ambos medían una vara. (Ezequiel 40, 5)

  • A lo ancho del muro del atrio, en dirección al sur, sobre el frente del patio y sobre el frente de la construcción, había unas habitaciones (Ezequiel 42, 10)

  • Al pie de las habitaciones que daban al sur, había una entrada al comienzo de cada pasillo, frente al muro situado sobre la parte oriental. (Ezequiel 42, 12)

  • Él midió los cuatro costados, y allí había un muro circundante de doscientos cincuenta metros de largo por doscientos cincuenta de ancho, para separar lo sagrado de lo profano. (Ezequiel 42, 20)

  • Al poner su umbral junto al mío y los postes de sus puertas al lado de los míos, con un simple muro de por medio, los israelitas mancharon mi santo Nombre con las abominaciones que cometieron, y yo los devoré en mi indignación. (Ezequiel 43, 8)

  • De pronto, aparecieron unos dedos de mano humana, que escribían sobre el estuco del muro del palacio real, frente al candelabro, y el rey veía el extremo de esa mano que escribía. (Daniel 5, 5)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina