Talált 54 Eredmények: Neftalí

  • y él convocó en Quédes a Zabulón y a Neftalí. Lo siguieron diez mil hombres, y también Débora subió con él. (Jueces 4, 10)

  • Zabulón es un pueblo que desafía a la muerte, igual que Neftalí, sobre las alturas del campo. (Jueces 5, 18)

  • Envió mensajeros por todo el territorio de Manasés, y ellos también se le unieron. Lo mismo hizo en Aser, en Zabulón y en Neftalí, y todos ellos acudieron al encuentro. (Jueces 6, 35)

  • Entonces se reunieron los hombres de Israel, procedentes de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, y persiguieron a Madián. (Jueces 7, 23)

  • Ajimaás, en Neftalí; también este se había casado con una hija de Salomón, llamada Basmat; (I Reyes 4, 15)

  • el hijo de una viuda de la tribu de Neftalí. Su padre, un natural de Tiro, había sido artesano del bronce, y él mismo estaba dotado de una gran habilidad, inteligencia y destreza para ejecutar toda clase de trabajos en bronce. Jirám se presentó ante el rey Salomón y ejecutó todos los trabajos que él le encomendó. (I Reyes 7, 14)

  • Ben Hadad le hizo caso y envió a los jefes de su ejército contra las ciudades de Israel. Atacó a Iyón, Dan, Abel Bet Maacá, toda la región de Quinéret y todo el territorio de Neftalí. (I Reyes 15, 20)

  • En tiempos de Pécaj, rey de Israel, llegó Tiglat Piléser, rey de Asiria, y conquistó Iyón, Abel Bet Maacá, Ianóaj, Quedes, Jasor, Galaad, la Galilea y todo el país de Neftalí; y deportó a sus habitantes a Asiria. (II Reyes 15, 29)

  • Dan, José y Benjamín, Neftalí, Gad y Aser. (I Crónicas 2, 2)

  • A los hijos de Gersón, según sus familias, les correspondieron trece ciudades de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la tribu de Manasés en el Basán. (I Crónicas 6, 47)

  • De la tribu de Neftalí, Quedes, en Galilea, Jamón y Quiriataim, con sus respectivos campos de pastoreo. (I Crónicas 6, 61)

  • Los descendientes de Neftalí fueron Iajasiel, Guní, Iéser y Salúm, hijos de Bilhá. (I Crónicas 7, 13)


“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina