Talált 321 Eredmények: Profeta Eliseo

  • Pero la mujer concibió, y dio a luz un hijo al año siguiente, para esa misma época, como se lo había dicho Eliseo. (II Reyes 4, 17)

  • Eliseo dijo a Guejazí: "Cíñete el cinturón, toma mi bastón y vete. Si encuentras a alguien por el camino no lo saludes, y si alguien te saluda no le respondas. Coloca mi bastón sobre el rostro del muchacho". (II Reyes 4, 29)

  • Pero la madre replicó: "Juro por la vida del Señor y por tu propia vida que no te dejaré". Entonces Eliseo se levantó y fue detrás de ella. (II Reyes 4, 30)

  • Mientras tanto, Guejazí se les había adelantado y había puesto el bastón sobre el rostro del muchacho, pero este no dio señales de vida. Volvió entonces a presentarse ante Eliseo y le comunicó: "El muchacho no se ha despertado". (II Reyes 4, 31)

  • Cuando Eliseo llegó a la casa, vio que el muchacho estaba muerto, tendido sobre su lecho. (II Reyes 4, 32)

  • Eliseo llamó a Guejazí y le ordenó: "Llama a la sunamita". Cuando la llamó, ella vino y Eliseo le dijo: "Toma a tu hijo". (II Reyes 4, 36)

  • Ella entró y cayó a los pies de Eliseo con el rostro en tierra. Después levantó a su hijo y salió. (II Reyes 4, 37)

  • Eliseo volvió a Guilgal, cuando el hambre se hacía sentir en la región. Mientras la comunidad de profetas estaba sentada delante de él, dijo a su servidor: "Coloca sobre el fuego la olla grande y prepara un caldo para la comunidad de profetas". (II Reyes 4, 38)

  • Eliseo dijo: "Traigan harina". Él la arrojó en la olla y agregó: "Sírvele a esta gente, para que coman". Y ya no había nada malo en la olla. (II Reyes 4, 41)

  • Llegó un hombre de Baal Salisá, trayendo al hombre de Dios pan de los primeros frutos: veinte panes de cebada y grano recién cortado, en una alforja. Eliseo dijo: "Dáselo a la gente para que coman". (II Reyes 4, 42)

  • Ella dijo entonces a su patrona: "¡Ojalá mi señor se presentara ante el profeta que está en Samaría! Seguramente, él lo libraría de su enfermedad". (II Reyes 5, 3)

  • Cuando Eliseo, el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras, mandó a decir al rey: "¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que él venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel". (II Reyes 5, 8)


“Jesus e a sua alma devem cultivar a vinha de comum acordo.” São Padre Pio de Pietrelcina