Talált 220 Eredmények: Suelo

  • Los plantaré en su propio suelo, y nunca más serán arrancados del suelo que yo les di, dice el Señor, tu Dios. (Amós 9, 15)

  • Yo he llamado a la sequía sobre la tierra y sobre las montañas, sobre el trigo, el vino nuevo, el aceite fresco y sobre todo lo que produce el suelo, sobre los hombres y los animales, y sobre todo el trabajo de sus manos. (Ageo 1, 11)

  • Porque así habla el Señor de los ejércitos: Dentro de poco tiempo, yo haré estremecer el cielo y la tierra, el mar y el suelo firme. (Ageo 2, 6)

  • Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; (Mateo 15, 35)

  • Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud. (Marcos 8, 6)

  • Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron». (Marcos 9, 18)

  • Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca. (Marcos 9, 20)

  • Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre». El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño. (Lucas 4, 35)

  • El niño se estaba acercando, cuando el demonio lo arrojó al suelo y lo sacudió violentamente. Pero Jesús increpó al espíritu impuro, curó al niño y lo entregó a su padre. (Lucas 9, 42)

  • En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo. (Lucas 22, 44)

  • Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? (Lucas 24, 5)

  • Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. (Juan 8, 6)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina