Talált 270 Eredmények: Vino

  • Más adelante, cuando llegues a la Encina de Tabor, te encontrarás con tres hombres que suben a dar culto a Dios en Betel, llevando uno tres cabritos, otro tres hogazas de pan y otro un odre de vino. (I Samuel 10, 3)

  • Jesé tomó un asno, pan, un odre de vino y un cabrito, y se los envió a Saúl con su hijo David. (I Samuel 16, 20)

  • Sin pérdida de tiempo, Abigail tomó doscientos panes, dos odres de vino, cinco carneros adobados, cinco bolsas de grano tostado, cien racimos de pasas de uva y doscientas tortas de higo, y los cargó sobre unos asnos. (I Samuel 25, 18)

  • Pero David dijo: "No se comporten así, hermanos míos, con lo que nos ha dado el Señor. Él nos ha protegido y ha puesto en nuestras manos a esa banda que vino a atacarnos. (I Samuel 30, 23)

  • Apenas llegó Joab con toda la tropa que lo acompañaba, fueron a decirle: "Abner, hijo de Ner, vino a ver al rey y este lo dejó partir en paz". (II Samuel 3, 23)

  • Entonces David mandó unos mensajeros para que se la trajeran. La mujer vino, y David se acostó con ella, que acababa de purificarse de su menstruación. Después ella volvió a su casa. (II Samuel 11, 4)

  • y dio esta orden a sus servidores: "¡Fíjense bien! Cuando Amnón se haya puesto alegre con el vino y yo les diga: ‘Hieran a Amnón’, ustedes lo matarán. No tengan miedo, porque soy yo el que lo ordeno. ¡Tengan ánimo y sean valientes!". (II Samuel 13, 28)

  • David acababa de pasar la cumbre, cuando le salió al encuentro Sibá, el servidor de Meribaal, con un par de asnos ensillados y cargados con doscientos panes, cien racimos de pasas de uva, cien frutas frescas y un odre de vino. (II Samuel 16, 1)

  • El rey dijo a Sibá: "¿Qué vas a hacer con eso?". Sibá respondió: "Los asnos servirán de cabalgadura a la familia del rey; el pan y la fruta son para que coman los jóvenes, y el vino, para que beban los que desfallezcan en el desierto". (II Samuel 16, 2)

  • Un hombre de Dios vino de Judá a Betel, por orden del Señor, mientras Jeroboám estaba de pie junto al altar para quemar incienso. (I Reyes 13, 1)

  • Luego se fue detrás del hombre de Dios y lo encontró sentado bajo el terebinto. "¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá?", le preguntó. "Así es", respondió él. (I Reyes 13, 14)

  • En efecto, a la mañana siguiente, a la hora de la ofrenda, vino una correntada por el lado de Edóm y se inundó de agua toda la región. (II Reyes 3, 20)


“A mansidão reprime a ira.” São Padre Pio de Pietrelcina