Talált 298 Eredmények: amor divino

  • ¡Cuánto dolor siento por ti, Jonatán, hermano mío muy querido! Tu amistad era para mí más maravillosa que el amor de las mujeres. (II Samuel 1, 26)

  • David reconoció entonces que el Señor lo había confirmado como rey de Israel y que había enaltecido su realeza por amor a su pueblo Israel. (II Samuel 5, 12)

  • David preguntó: "¿Queda algún sobreviviente de la casa de Saúl, a quien yo pueda darle una prueba de lealtad, por amor a Jonatán?". (II Samuel 9, 1)

  • Luego David añadió: "No tengas miedo. Quiero darte una prueba de fidelidad, por amor a tu padre Jonatán. Voy a devolverte todas las tierras de tu antepasado Saúl, y tú compartirás siempre la mesa conmigo". (II Samuel 9, 7)

  • En seguida, Amnón sintió hacia ella un odio terrible, más fuerte aún que el amor con que la había amado. Entonces le dijo: "¡Levántate y vete!". (II Samuel 13, 15)

  • En aquella época, se buscaba el consejo de Ajitófel como un oráculo divino: tal era la estima que tenían por sus consejos tanto David como Absalón. (II Samuel 16, 23)

  • ¡Y bendito sea el Señor, tu Dios, que te ha mostrado su favor poniéndote sobre el trono de Israel! Sí, por su amor eterno a Israel, el Señor te estableció como rey para que ejercieras el derecho y la justicia". (I Reyes 10, 9)

  • no toleró que nadie los oprimiera, y castigó a reyes, por amor a ellos: (I Crónicas 16, 21)

  • ¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! (I Crónicas 16, 34)

  • Con ellos estaban Hemán, Iedutún y los demás que habían sido elegidos nominalmente para celebrar al Señor: "¡Porque es eterno su amor!". (I Crónicas 16, 41)

  • Por amor a tu servidor y conforme a tu designio, Señor, tú has realizado toda esta gran obra, dando así a conocer tu inmensa grandeza. (I Crónicas 17, 19)

  • Más aún, lo que yo poseo personalmente en oro y plata, lo entrego por amor a la Casa de mi Dios, además de todo lo que he preparado para el Templo santo: (I Crónicas 29, 3)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina