Talált 141 Eredmények: ayuda divina

  • El miedo, en efecto, no es sino el abandono de la ayuda que da la reflexión: (Sabiduría 17, 12)

  • Por eso, los santos hijos de los justos ofrecieron sacrificios en secreto, y establecieron de común acuerdo esta ley divina: que los santos compartirían igualmente los mismos bienes y los mismos peligros; y ya entonces entonaron los cantos de los Padres. (Sabiduría 18, 9)

  • También los justos experimentaron la muerte, y una multitud fue masacrada en el desierto. Pero la ira divina no duró mucho tiempo, (Sabiduría 18, 20)

  • porque muy pronto un hombre irreprochable salió en su defensa, con las armas de su propio ministerio: la oración y el incienso expiatorio. Él afrontó la cólera divina y puso fin a la calamidad, demostrando así que era tu servidor. (Sabiduría 18, 21)

  • Él venció la animosidad divina, no con la fuerza del cuerpo ni con el poder de las armas, sino que, por medio de la palabra, hizo entrar en razón al que infligía el castigo, recordándole las alianzas y los juramentos hechos a los Padres. (Sabiduría 18, 22)

  • Cuando los cadáveres yacían amontonados unos sobre otros, él se interpuso, contuvo la cólera divina y le cerró el camino hacia los que aún vivían. (Sabiduría 18, 23)

  • El temor del Señor aleja los pecados: el que persevera en él aparta la ira divina. (Eclesiástico 1, 21)

  • Confía en él, y él vendrá en tu ayuda, endereza tus caminos y espera en él. (Eclesiástico 2, 6)

  • La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados. (Eclesiástico 3, 14)

  • Otro es débil, necesitado de ayuda, falto de fuerza y lleno de privaciones; pero el Señor lo mira con bondad y lo levanta de su humillación; (Eclesiástico 11, 12)

  • Si un rico resbala, muchos corren en su ayuda; dice cosas irrepetibles, y le dan la razón. Resbala el humilde, y lo critican; se expresa con sensatez, y nadie le hace caso. (Eclesiástico 13, 22)

  • La oración del pobre va de su boca a los oídos del Señor, y la sentencia divina no se hace esperar. (Eclesiástico 21, 5)


“Enquanto estivermos vivos sempre seremos tentados. A vida é uma contínua luta. Se às vezes há uma trégua é para respirarmos um pouco.” São Padre Pio de Pietrelcina