Talált 381 Eredmények: columnas del templo

  • Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: «¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. (Juan 7, 28)

  • Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles. (Juan 8, 2)

  • Él pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora. (Juan 8, 20)

  • Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo. (Juan 8, 59)

  • y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. (Juan 10, 23)

  • Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: «¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?». (Juan 11, 56)

  • Jesús le respondió: «He hablado abiertamente al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto. (Juan 18, 20)

  • Haré prodigios arriba, en el cielo, y signos abajo, en la tierra: verán sangre, fuego y columnas de humo. (Hechos 2, 19)

  • Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; (Hechos 2, 46)

  • En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la tarde. (Hechos 3, 1)

  • Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada «la Hermosa», para pedir limosna a los que entraban. (Hechos 3, 2)

  • Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una limosna. (Hechos 3, 3)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina