Talált 419 Eredmények: comida en el desierto
Él extenderá su mano contra el Norte y hará desaparecer a Asiria; convertirá a Nínive en una desolación, en una tierra árida como el desierto. (Sofonías 2, 13)
y aborrecí a Esaú. Yo hice de sus montañas una desolación y di su herencia a los chacales del desierto. (Malaquías 1, 3)
En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: (Mateo 3, 1)
A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. (Mateo 3, 3)
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. (Mateo 4, 1)
Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? (Mateo 6, 25)
Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: «¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? (Mateo 11, 7)
Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. (Mateo 14, 13)
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos». (Mateo 14, 15)
Si les dicen: "El Mesías está en el desierto", no vayan; o bien: "Está escondido en tal lugar", no lo crean. (Mateo 24, 26)
El primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: «¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?». (Mateo 26, 17)
Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos, (Marcos 1, 3)