Talált 65 Eredmények: cosecha

  • Porque así me ha hablado el Señor: Yo observaré impasible en mi puesto, como el calor ardiente y deslumbrante, como nube de rocío en el calor de la cosecha. (Isaías 18, 4)

  • Porque antes de la cosecha, acabada la floración, cuando la flor se convierte en un racimo que madura, se cortan los pámpanos con la podadora, se arrancan y se quitan los sarmientos. (Isaías 18, 5)

  • Dentro de un año y unos días, ustedes temblarán, mujeres confiadas, porque terminará la vendimia y no llegará la cosecha. (Isaías 32, 10)

  • Israel era algo sagrado para el Señor, las primicias de su cosecha: todos los que comían de él se hacían culpables, les sobrevenía una desgracia -oráculo del Señor- . (Jeremías 2, 3)

  • Ella devorará tu cosecha y tu pan, devorará tus rebaños y tu ganado, devorará tu viña y tu higuera, destruirá con la espada tus plazas fuertes, en las que tienes puesta tu confianza. (Jeremías 5, 17)

  • y no han dicho en su corazón: "Temamos al Señor, nuestro Dios, que da la lluvia, la lluvia de otoño y la lluvia de primavera a su debido tiempo, y que nos asegura las semanas fijas para la cosecha". (Jeremías 5, 24)

  • "Pasó la cosecha, terminó el verano, ¡y nosotros no hemos sido salvados!". (Jeremías 8, 20)

  • Lloro por ti como por Iazer, viña de Sibmá; tus sarmientos sobrepasaban el mar, llegaban hasta Iazer. Pero sobre tu cosecha y tu vendimia ha irrumpido un devastador. (Jeremías 48, 32)

  • Supriman de Babilonia al sembrador, y al que empuña la hoz en el tiempo de la cosecha. Ante la espada destructora, cada uno se vuelve hacia su pueblo, cada uno huye a su país. (Jeremías 50, 16)

  • Porque así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: La hija de Babilonia es como una era en el momento de ser apisonada; un poco más, y llegará para ella el tiempo de la cosecha. (Jeremías 51, 33)

  • También a ti, Judá, se te ha destinado una cosecha, cuando yo cambie la suerte de mi pueblo. (Oseas 6, 11)

  • Aflíjanse, labradores, laméntense, viñadores, por el trigo y la cebada, porque se ha perdido la cosecha de los campos. (Joel 1, 11)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina