Talált 30 Eredmények: cruz

  • El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. (Mateo 10, 38)

  • Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. (Mateo 16, 24)

  • Al salir, se encontraron con un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz. (Mateo 27, 32)

  • decían: «Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!». (Mateo 27, 40)

  • «¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él. (Mateo 27, 42)

  • Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. (Marcos 8, 34)

  • Como pasaba por allí Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que regresaba del campo, lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. (Marcos 15, 21)

  • sálvate a ti mismo y baja de la cruz!». (Marcos 15, 30)

  • Es el Mesías, el rey de Israel, ¡que baje ahora de la cruz, para que veamos y crea-mos!». También lo insultaban los que habían sido crucificados con él. (Marcos 15, 32)

  • Después dijo a todos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. (Lucas 9, 23)

  • El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. (Lucas 14, 27)

  • Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús. (Lucas 23, 26)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina