Talált 48 Eredmények: dejaron
Los israelitas volvieron a hacer lo que es malo a los ojos del Señor, sirviendo a los Baales y a las Astartés, a los dioses de Arám, de Sidón y de Moab, y a los dioses de los amonitas y de los filisteos. Así abandonaron al Señor y dejaron de servirlo. (Jueces 10, 6)
pero los benjaminitas salieron de Guibeá y dejaron tendidos por tierra aquel día a veintidós mil hombres de Israel. (Jueces 20, 21)
Pero ellos no siguieron sus pasos, sino que se dejaron llevar por el afán de lucro, aceptaron regalos y pervirtieron el derecho. (I Samuel 8, 3)
y los comandantes de los carros, al ver que ese no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo. (I Reyes 22, 33)
Los comandantes de los carros, al ver que ese no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo. (II Crónicas 18, 32)
y cuando se fueron, lo dejaron gravemente enfermo. Sus servidores tramaron una conspiración contra él para vengar la sangre del hijo del sacerdote Iehoiadá, y lo mataron cuando estaba en su lecho. Así murió, y fue sepultado en la Ciudad de David, pero no en el sepulcro de los reyes. (II Crónicas 24, 25)
Josías hizo desaparecer todas las abominaciones de los territorios pertenecientes a los israelitas, y obligó a todos los que se encontraban en Israel a servir al Señor, su Dios. Durante toda su vida, ellos no dejaron de seguir al Señor, el Dios de sus padres. (II Crónicas 34, 33)
Junto a él trabajó Uziel, hijo de Harhaiá, del gremio de los orfebres, y a continuación Jananías, del gremio de los perfumistas: ambos dejaron terminada la muralla de Jerusalén hasta el muro Ancho. (Nehemías 3, 8)
Ellos, deslizándose por la ladera de la montaña, ataron a Ajior y lo dejaron tendido al pie de la misma. Luego volvieron a presentarse ante su señor. (Judit 6, 13)
Estos tres hombres dejaron de responder a Job, porque él estaba convencido de su justicia. (Job 32, 1)
Cuando Judas y su ejército dejaron de perseguirlos, (I Macabeos 4, 16)
Las tropas de Timoteo, apenas se enteraron que era el Macabeo, huyeron ante él. Judas les infligió una gran derrota, y ese día dejaron tendidos unos ocho mil hombres. (I Macabeos 5, 34)