Talált 85 Eredmények: derechos de la viuda

  • En lo que respecta a nuestros otros derechos -los diezmos, los impuestos que nos corresponden de las salinas, y las coronas de oro- a partir de ahora, los declaramos exentos de toda obligación. (I Macabeos 11, 35)

  • Puesto que gente indeseable ha usurpado el trono de mis padres, yo estoy dispuesto a hacer valer mis derechos sobre el reino, a fin de restablecerlo como estaba antes. A tal efecto, he reclutado un ejército numeroso y equipado barcos de guerra, (I Macabeos 15, 3)

  • El Señor derriba la casa de los soberbios, pero mantiene en pie los linderos de la viuda. (Proverbios 15, 25)

  • Oprimamos al pobre, a pesar de que es justo, no tengamos compasión de la viuda ni respetemos al anciano encanecido por los años. (Sabiduría 2, 10)

  • pero estos, en cambio, después de recibir a tu pueblo con fiestas, y de hacerlo participar de sus mismos derechos, lo maltrataron con terribles trabajos. (Sabiduría 19, 16)

  • no desoye la plegaria del huérfano, ni a la viuda, cuando expone su queja. (Eclesiástico 35, 14)

  • ¿No corren las lágrimas por las mejillas de la viuda y su clamor no acusa al que las hace derramar? (Eclesiástico 35, 15)

  • aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda! (Isaías 1, 17)

  • Tus príncipes son rebeldes y cómplices de ladrones; todos aman el soborno y corren detrás de los regalos; no hacen justicia al huérfano ni llega hasta ellos la causa de la viuda. (Isaías 1, 23)

  • Y ahora, escucha esto, voluptuosa, tú, que reinas confiada y dices en tu corazón: "¡Yo, y nadie más que yo! ¡Nunca me quedaré viuda ni me veré privada de hijos!". (Isaías 47, 8)

  • si no oprimen al extranjero, al huérfano y a la viuda, si no derraman en este lugar sangre inocente, si no van detrás de otros dioses para desgracia de ustedes mismos, (Jeremías 7, 6)

  • Así habla el Señor: Practiquen el derecho y la justicia; libren al explotado de la mano del opresor; no maltraten ni hagan violencia al extranjero, al huérfano y a la viuda; no derramen sangre inocente en este lugar. (Jeremías 22, 3)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina