Talált 23 Eredmények: destino

  • Además, Labán destinó a su esclava Zilpá, para que fuera sirvienta de su hija Lía. (Génesis 29, 24)

  • Además, Labán destinó a su esclava Bilhá, para que fuera sirvienta de su hija Raquel. (Génesis 29, 29)

  • Al ver a Amalec, Balaam pronunció su poema, diciendo: "Amalec es la primicia de las naciones, pero su destino es desaparecer para siempre". (Números 24, 20)

  • Nosotros, en cambio, tomaremos las armas para ir a la vanguardia de los israelitas, hasta que los hayamos introducido en el lugar de su destino. Mientras tanto, nuestros hijos permanecerán en ciudades fortificadas, al resguardo de los habitantes del país. (Números 32, 17)

  • Moisés destinó tres ciudades situadas al este del Jordán, (Deuteronomio 4, 41)

  • Desde aquel día, Josué los destinó a cortar leña y a sacar agua para la comunidad y para el altar del Señor, en el lugar que el Señor eligiera. Esto es lo que hacen todavía hoy. (Josué 9, 27)

  • Luego envió mensajeros a Sijón, el rey de los amorreos que reinaba en Jesbón, y le dijo: ‘Por favor, déjame pasar por tu país hasta llegar a mi destino’. (Jueces 11, 19)

  • Destinó a setenta mil de ellos para transportar las cargas, a ochenta mil para extraer las piedras de las montañas, y puso al frente de ellos a tres mil seiscientos capataces para hacer trabajar al pueblo. (II Crónicas 2, 17)

  • El rey destinó una parte de sus rentas para los holocaustos de la mañana y de la tarde, de los sábados, de los novilunios y de las solemnidades, como está escrito en la Ley del Señor. (II Crónicas 31, 3)

  • El Occidente se estremece por su destino y el Oriente es presa del horror. (Job 18, 20)

  • mi destino está en tus manos". Líbrame del poder de mis enemigos y de aquellos que me persiguen. (Salmos 31, 16)

  • este es el destino de los que tienen riquezas, y el final de la gente insaciable. Pausa (Salmos 49, 14)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina