Talált 436 Eredmények: diciendo

  • Pero él rehusó, diciendo: "¡No comeré!". Sus servidores, y también la mujer, le insistieron, y al fin Saúl les hizo caso; se levantó del suelo y se sentó en el catre. (I Samuel 28, 23)

  • Después de esto, David consultó al Señor, diciendo: "¿Debo subir a una de las ciudades de Judá?". El Señor le respondió: "Sí, sube". David volvió a preguntar: "¿Adónde subiré?". "A Hebrón", le respondió el Señor. (II Samuel 2, 1)

  • Abner siguió diciendo: "Desvíate a la derecha o a la izquierda, agarra a uno de los muchachos y quédate con sus despojos". Pero él no quiso dejar de perseguirlo. (II Samuel 2, 21)

  • Abner le insistió, diciendo: "¡Deja de seguirme! ¿O tendré que dejarte tendido de un golpe? ¿Y cómo podría luego mirar de frente a tu hermano Joab?". (II Samuel 2, 22)

  • Mientras tanto, Abner se había entrevistado con los ancianos de Israel, diciendo: "Ya hace tiempo que ustedes quieren a David como rey. (II Samuel 3, 17)

  • Entonces David consultó al Señor, diciendo: "¿Debo subir contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?". El Señor respondió a David: "Sube, porque ciertamente pondré a los filisteos en tus manos". (II Samuel 5, 19)

  • Porque tú mismo, Señor de los ejércitos, Dios de Israel, te has revelado a tu servidor, diciendo: ‘Yo te edificaré una casa’. Por eso tu servidor se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. (II Samuel 7, 27)

  • Y ahora toda la familia se ha levantado contra tu servidora, diciendo: ‘Entrega al fratricida; vamos a darle muerte para vengar al hermano que él asesinó y acabar así con el heredero’. De esta manera apagarán la brasa que aún me queda, privando a mi marido de un nombre y un sobreviviente sobre la faz de la tierra". (II Samuel 14, 7)

  • La mujer siguió diciendo: "¿Podría esta servidora decirle una palabra a mi señor, el rey?". "Habla", replicó él. (II Samuel 14, 12)

  • El rey continuó diciendo: "¿No está la mano de Joab detrás de todo esto?". La mujer asintió: "¡Por tu vida, mi señor y rey, tu pregunta ha dado justo en el blanco! Sí, tu servidor Joab es el que me mandó y puso todas estas palabras en boca de tu servidora. (II Samuel 14, 19)

  • Y el rey siguió diciendo al sacerdote Sadoc: "Mira, tú y Abiatar vuelvan en paz a la ciudad, y lleven con ustedes a sus dos hijos, a tu hijo Ajimáas y a Jonatán, el hijo de Abiatar. (II Samuel 15, 27)

  • El rey le preguntó: "¿Dónde está el hijo de tu señor?". Sibá respondió al rey: "Se ha quedado en Jerusalén, diciendo: ‘Hoy la casa de Israel me devolverá el reino de mi padre’". (II Samuel 16, 3)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina