Talált 90 Eredmények: errores del pasado

  • Los terrores se han vuelto contra mí, mi dignidad es arrastrada como por el viento, mi esperanza de salvación ha pasado como una nube. (Job 30, 15)

  • Pero ¿quién advierte sus propios errores? Purifícame de las faltas ocultas. (Salmos 19, 13)

  • Al recordar el pasado, me dejo llevar por la nostalgia: ¡cómo iba en medio de la multitud y la guiaba hacia la Casa de Dios, entre cantos de alegría y alabanza, en el júbilo de la fiesta! (Salmos 42, 5)

  • yo voy a recitar un poema, a revelar enigmas del pasado. (Salmos 78, 2)

  • Al llegar el día, los judíos divisaron una muchedumbre innumerable que levantaba escaleras y empalizadas para tomar la fortaleza y había pasado a la ofensiva. (I Macabeos 5, 30)

  • nos hemos permitido enviarles embajadores para renovar la fraterna amistad que nos liga con ustedes, a fin de no comportarnos como extraños, ya que ha pasado mucho tiempo desde que nos escribieron. (I Macabeos 12, 10)

  • Jonatán los persiguió, pero no pudo alcanzarlos, porque ya habían pasado el río Eléutero. (I Macabeos 12, 30)

  • Les indultamos los errores y delitos cometidos hasta el día de hoy y renunciamos a la corona que nos deben. Si se percibía algún otro impuesto de Jerusalén, ya no será exigido. (I Macabeos 13, 39)

  • Una vez cumplida esta orden, y pasado algún tiempo, el sol, oculto antes detrás de las nubes, volvió a brillar y se encendió una hoguera tan grande que todos quedaron maravillados. (II Macabeos 1, 22)

  • "A nuestra edad, decía, no está bien fingir. De lo contrario, muchos jóvenes creeránque Eleazar, a los noventa años, se ha pasado a las costumbres paganas. (II Macabeos 6, 24)

  • Pasado el sábado, distribuyeron parte del botín entre los damnificados, las viudas y los huérfanos, y se repartieron el resto entre ellos y sus hijos. (II Macabeos 8, 28)

  • Habiendo pasado nuestro padre a la compañía de los dioses, deseamos que los súbditos de nuestro reino puedan dedicarse sin temor al cuidado de sus propios intereses. (II Macabeos 11, 23)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina