Talált 54 Eredmények: la historia de la torre de babel

  • Esta es la historia de Noé. Noé era un hombre justo, irreprochable entre sus contemporáneos, y siguió siempre los caminos de Dios. (Génesis 6, 9)

  • Después dijeron: "Edifiquemos una ciudad, y también una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo, para perpetuar nuestro nombre y no dispersarnos por toda la tierra". (Génesis 11, 4)

  • Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, (Génesis 11, 5)

  • Por eso se llamó Babel: allí, en efecto, el Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra. (Génesis 11, 9)

  • Esta es la historia de Jacob. José tenía diecisiete años, y apacentaba el rebaño, ayudando a sus hermanos, los hijos de Bilhá y Zilpá, las mujeres de su padre. En cierta ocasión, refirió a Jacob lo mal que se hablaba de ellos. (Génesis 37, 2)

  • y entonces le contó la misma historia: "El esclavo hebreo que nos trajiste se ha burlado de mí y pretendió violarme. (Génesis 39, 17)

  • Entonces Gedeón dijo a los de Penuel: "Cuando vuelva victorioso, derribaré esta torre". (Jueces 8, 9)

  • También derribó la torre de Penuel y mató a los hombres de la ciudad. (Jueces 8, 17)

  • En medio de la ciudad había una torre fortificada, y todos los habitantes de la ciudad, hombres y mujeres, se refugiaron en ella. La cerraron por dentro y se subieron a la parte más alta de la torre. (Jueces 9, 51)

  • Abimélec se adelantó para atacar la torre y llegó hasta la puerta con la intención de prenderle fuego. (Jueces 9, 52)

  • El centinela que estaba apostado en la torre de Izreel, al ver venir la tropa, dijo: "Veo una tropa". Jorám ordenó: "Toma un jinete y envíalo a preguntar si todo va bien". (II Reyes 9, 17)

  • Su escudero Pécaj, hijo de Remalías, conspiró contra él y lo mató en Samaría, en la torre de la casa del rey. Con la ayuda de cincuenta galaaditas, dio muerte al rey, lo mismo que a Argob y Arié, y reinó en lugar de él. (II Reyes 15, 25)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina