Talált 268 Eredmények: orden

  • La palabra de Jonadab, hijo de Recab, se ha puesto en práctica: él ordenó a sus hijos que no bebieran vino, y ellos no lo han bebido hasta el día de hoy, obedeciendo la orden de sus antepasados; yo, en cambio, les he hablado a ustedes incansablemente, y no me han escuchado. (Jeremías 35, 14)

  • Así, los hijos de Jonadab, hijo de Recab, cumplieron la orden que les había dado su padre, mientras que este pueblo no me ha escuchado. (Jeremías 35, 16)

  • Y a la familia de los recabitas, Jeremías les dijo: "Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Porque ustedes han obedecido la orden de Jonadab, su antepasado; porque han observado todos sus mandamientos y han obrado conforme a lo que él les ordenó, (Jeremías 35, 18)

  • Luego Jeremías dio esta orden a Baruc: "Yo estoy impedido; no puedo entrar en la Casa del Señor. (Jeremías 36, 5)

  • El rey dio esta orden a Ebed Mélec, el cusita: "Toma de aquí a tres hombres contigo, y saca del aljibe a Jeremías, el profeta, antes de que muera". (Jeremías 38, 10)

  • Nabucodonosor, rey de Babilonia, había dado esta orden a Nebuzaradán, comandante de la guardia, acerca de Jeremías: (Jeremías 39, 11)

  • ¿Cómo puede descansar, cuando el Señor le da una orden? Hacia Ascalón y hacia la costa del mar, hacia allí le ha dado cita. (Jeremías 47, 7)

  • Esta es la orden que el profeta Jeremías dio a Seraías, hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando este partió para Babilonia con Sedecías, rey de Judá, en el cuarto año de su reinado. Seraías era el encargado de las etapas durante la marcha. (Jeremías 51, 59)

  • También los bosques y todas las plantas aromáticas darán sombra a Israel por orden de Dios, (Baruc 5, 8)

  • Como la orden del rey era perentoria y el horno estaba muy encendido, la llamarada mató a los hombres que habían llevado a Sadrac, Mesac y Abed Negó. (Daniel 3, 22)

  • Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: "Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed Negó, porque ha enviado a su Ángel y ha salvado a sus servidores, que confiaron en él y, quebrantando la orden del rey, entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a cualquier otro dios que no fuera su Dios. (Daniel 3, 95)

  • Por un decreto de los Guardianes se pronuncia esta sentencia, y por una orden de los Santos, esta decisión, para que los vivientes reconozcan que el Altísimo domina sobre la realeza de los hombres, que él la da a quien quiere y eleva al más humilde de los hombres’. (Daniel 4, 14)


“A sua casa deve ser uma escada para o Céu”. São Padre Pio de Pietrelcina