Talált 1242 Eredmények: padre de la nación

  • Pero cuando se lo contó a su padre, este lo reprendió diciéndole: "¿Que significa ese sueño que has tenido? ¿Acaso yo, tu madre y tus hermanos vendremos a postrarnos en tierra delante de ti?". (Génesis 37, 10)

  • Y sus hermanos le tenían envidia, pero su padre reflexionaba sobre todas estas cosas. (Génesis 37, 11)

  • Un día, sus hermanos habían ido hasta Siquém para apacentar el rebaño de su padre. (Génesis 37, 12)

  • Su padre añadió: "Ve a ver cómo les va a tus hermanos y al rebaño, y tráeme noticias". Y lo envió desde el valle de Hebrón. Cuando José llegó a Siquém, (Génesis 37, 14)

  • Y agregó: "No derramen sangre. Arrójenlo en esa cisterna que está allá afuera, en el desierto, pero no pongan sus manos sobre él". En realidad, su intención era librarlo de sus manos y devolverlo a su padre sano y salvo. (Génesis 37, 22)

  • Después enviaron a su padre la túnica de mangas largas, junto con este mensaje: "Hemos encontrado esto. Fíjate bien si es la túnica de tu hijo, o no". (Génesis 37, 32)

  • Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: "Vive como una viuda en la casa de tu padre, hasta que crezca mi hijo Selá", porque temía que este corriera la misma suerte que sus hermanos. Por eso Tamar se fue a vivir a la casa de su padre. (Génesis 38, 11)

  • Todos nosotros somos hijos de un mismo padre, y además, personas honradas. No somos espías". (Génesis 42, 11)

  • Ellos continuaron diciendo: "Nosotros, tus servidores, somos doce hermanos, hijos de un hombre que reside en Canaán. El menor está ahora con nuestro padre, y otro ya no vive". (Génesis 42, 13)

  • Al llegar a Canaán, relataron a su padre Jacob la aventura que habían tenido. (Génesis 42, 29)

  • También le dijimos que éramos doce hermanos, pero que uno ya no vivía, y que nuestro hermano menor estaba en ese momento en Canaán, al lado de nuestro padre. (Génesis 42, 32)

  • Cuando vaciaron las bolsas, cada uno encontró su dinero y, al verlo, ellos y su padre se llenaron de temor. (Génesis 42, 35)


“Na igreja se fala somente com Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina