Talált 451 Eredmények: reino unido

  • Tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jecolías, y era de Jerusalén. (II Reyes 15, 2)

  • Azarías se fue a descansar con sus padres, y lo sepultaron con ellos en la Ciudad de David. Su hijo Jotám reinó en lugar de él. (II Reyes 15, 7)

  • El trigésimo octavo año de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaría, Zacarías, hijo de Jeroboám, y reinó seis meses. (II Reyes 15, 8)

  • Salúm, hijo de Iabés, conspiró contra él, lo hirió de muerte en Ibleám y reinó en lugar de él. (II Reyes 15, 10)

  • Salúm, hijo de Iabés, comenzó a reinar en el trigésimo noveno año de Ozías, rey de Judá, y reinó un mes en Samaría. (II Reyes 15, 13)

  • Menajém, hijo de Gadí, subió desde Tirsá y entró en Samaría; allí hirió de muerte a Salúm, hijo de Iabés, y reinó en lugar de él. (II Reyes 15, 14)

  • El trigésimo noveno año de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Menajém, hijo de Gadí, y reinó diez años en Samaría. (II Reyes 15, 17)

  • Menajém se fue a descansar con sus padres, y su hijo Pecajías reinó en lugar de él. (II Reyes 15, 22)

  • El quincuagésimo año de Azarías, rey de Judá, inició su reinado sobre Israel, en Samaría, Pecajías, hijo de Menajém, y reinó dos años. (II Reyes 15, 23)

  • Su escudero Pécaj, hijo de Remalías, conspiró contra él y lo mató en Samaría, en la torre de la casa del rey. Con la ayuda de cincuenta galaaditas, dio muerte al rey, lo mismo que a Argob y Arié, y reinó en lugar de él. (II Reyes 15, 25)

  • El quincuagésimo segundo año de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaría, Pécaj, hijo de Remalías, y reinó veinte años. (II Reyes 15, 27)

  • Oseas, hijo de Elá, urdió una conspiración contra Pécaj, hijo de Remalías, lo hirió de muerte y reinó en lugar de él, el vigésimo año de Jotám, hijo de Ozías. (II Reyes 15, 30)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina