Talált 154 Eredmények: séptimo sello

  • Habla en estos términos a los israelitas: Además, el día quince de este séptimo mes se celebrará la fiesta de las Chozas en honor del Señor, durante siete días. (Levítico 23, 34)

  • El día quince del séptimo mes, cuando hayan cosechado los productos de la tierra, celebrarán la Fiesta del Señor durante siete días. El primero y el octavo día serán de descanso. (Levítico 23, 39)

  • Así celebrarán la Fiesta del Señor durante siete días cada año, en el séptimo mes. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones. (Levítico 23, 41)

  • Pero el séptimo año, la tierra tendrá un sábado de descanso, un sábado en honor del Señor: no sembrarás tu campo ni podarás tu viña; (Levítico 25, 4)

  • Entonces harás resonar un fuerte toque de trompeta: el día diez del séptimo mes -el día de la Expiación- ustedes harán sonar la trompeta en todo el país. (Levítico 25, 9)

  • Pero tal vez ustedes se pregunten: "¿Qué comeremos el séptimo año, si no podemos sembrar ni recoger nuestros productos?". (Levítico 25, 20)

  • Si una persona muere repentinamente cerca de él, haciendo impuro su cabello consagrado, se cortará el cabello el día de su purificación, es decir, el séptimo día. (Números 6, 9)

  • El séptimo día presentó su ofrenda Elisamá, hijo de Amihud, jefe de la tribu de Efraím. (Números 7, 48)

  • El tercero y el séptimo día se purificará con el agua lustral, y será puro; y si no se purifica el tercero y el séptimo día, no será puro. (Números 19, 12)

  • La persona pura rociará a la impura el tercero y el séptimo día, y al séptimo la habrá purificado. Esta última lavará su ropa y se bañará con agua, y al atardecer será pura. (Números 19, 19)

  • El séptimo día habrá otra asamblea litúrgica, y no harán trabajos de ninguna clase. (Números 28, 25)

  • El primer día del séptimo mes tendrán una asamblea litúrgica y no harán ninguna clase de trabajo. Este será para ustedes el día de la Aclamación. (Números 29, 1)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina