Talált 81 Eredmények: víctima

  • La misma regla se aplica tanto para el sacrificio de reparación como para el sacrificio por el pecado: la víctima pertenecerá al sacerdote que practica con ella el rito de expiación. (Levítico 7, 7)

  • Del mismo modo, el sacerdote que ofrece el holocausto en nombre de alguna persona, se quedará con el cuero de la víctima que ofreció. (Levítico 7, 8)

  • En cambio, si el sacrificio se ofrece en cumplimiento de un voto o espontáneamente, la víctima deberá ser comida el mismo día en que se ofrezca el sacrificio, pero lo que sobre se podrá comer al día siguiente. (Levítico 7, 16)

  • Y si alguien come al tercer día carne de su sacrificio de comunión, la víctima no será aceptada: no le será aceptada al que la ofrece, porque se ha convertido en algo nocivo; y la persona que coma esa carne cargará con su culpa. (Levítico 7, 18)

  • Habla en estos términos a los israelitas: El que ofrezca al Señor un sacrificio de comunión, le presentará una parte de la víctima sacrificada en calidad de ofrenda. (Levítico 7, 29)

  • Además, ustedes deberán entregar, como ofrenda reservada al sacerdote, la pata derecha de la víctima ofrecida en sacrificio de comunión. (Levítico 7, 32)

  • Después hizo traer un novillo para el sacrificio por el pecado. Aarón y sus hijos impusieron sus manos sobre la cabeza de la víctima, (Levítico 8, 14)

  • Hizo traer, además, el carnero para el holocausto. Aarón y sus hijos impusieron sus manos sobre la cabeza de la víctima, (Levítico 8, 18)

  • Luego hizo traer el segundo carnero, el carnero del sacrificio de la consagración. Aarón y sus hijos impusieron sus manos sobre la cabeza de la víctima, (Levítico 8, 22)

  • Luego Moisés tomó el pecho de la víctima e hizo con él el gesto de presentación delante del Señor: esta era la parte del carnero de la consagración, que correspondía a Moisés, según la orden impartida por el Señor. (Levítico 8, 29)

  • Sus hijos le presentaron la sangre de la víctima, y él, mojando su dedo, puso un poco de sangre sobre los cuernos del altar y derramó el resto sobre la base del mismo. (Levítico 9, 9)

  • Luego hizo arder sobre el altar la grasa, los riñones y la protuberancia del hígado, extraídos de la víctima del sacrificio por el pecado, como el Señor lo había ordenado a Moisés. (Levítico 9, 10)


“No juízo final daremos contas a Deus até de uma palavra inútil que tenhamos dito.” São Padre Pio de Pietrelcina