Talált 1556 Eredmények: Adán hasta Noé

  • Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón. (Hebreos 4, 12)

  • Deseamos, no obstante, que cada uno de vosotros manifieste hasta el fin la misma diligencia para la plena realización de la esperanza, (Hebreos 6, 11)

  • que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma, y que penetra hasta más allá del velo, (Hebreos 6, 19)

  • Y, en cierto modo, hasta el mismo Leví, que percibe los diezmos, los pagó por medio de Abraham, (Hebreos 7, 9)

  • Y no habrá de instruir cada cual a su conciudadano ni cada uno a su hermano diciendo: «¡Conoce al Señor!», pues todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. (Hebreos 8, 11)

  • y sólo son prescripciones carnales, que versan sobre comidas y bebidas y sobre abluciones de todo género, impuestas hasta el tiempo de la reforma. (Hebreos 9, 10)

  • esperando desde entonces hasta que sus enemigos sean puestos por escabel de sus pies. (Hebreos 10, 13)

  • otros soportaron burlas y azotes, y hasta cadenas y prisiones; (Hebreos 11, 36)

  • No habéis resistido todavía hasta llegar a la sangre en vuestra lucha contra el pecado. (Hebreos 12, 4)

  • Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la Venida del Señor. Mirad: el labrador espera el fruto precioso de la tierra aguardándolo con paciencia hasta recibir las lluvias tempranas y tardías. (Santiago 5, 7)

  • Por eso hasta a los muertos se ha anunciado la Buena Nueva, para que, condenados en carne según los hombres, vivan en espíritu según Dios. (I Pedro 4, 6)

  • Y así se nos hace más firme la palabra de los profetas, a la cual hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que luce en lugar oscuro, hasta que despunte el día y se levante en vuestros corazones el lucero de la mañana. (II Pedro 1, 19)


“A sua função é tirar e transportar as pedras, e arrancar os espinhos. Jesus é quem semeia, planta, cultiva e rega. Mas seu trabalho também é obra de Jesus. Sem Ele você nada pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina