Talált 40 Eredmények: Cadenas
De pronto se presentó el Angel del Señor y la celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: «Levántate aprisa.» Y cayeron las cadenas de sus manos. (Hechos 12, 7)
De repente se produjo un terremoto tan fuerte que los mismos cimientos de la cárcel se conmovieron. Al momento quedaron abiertas todas las puertas y se soltaron las cadenas de todos. (Hechos 16, 26)
Entonces el tribuno se acercó, le prendió y mandó que le atasen con dos cadenas; y empezó a preguntar quién era y qué había hecho. (Hechos 21, 33)
Y Pablo replicó: «Quiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino todos los que me escuchan hoy, llegaran a ser tales como yo soy, a excepción de estas cadenas.» (Hechos 26, 29)
Por este motivo os llamé para veros y hablaros, pues precisamente por la esperanza de Israel llevo yo estas cadenas.» (Hechos 28, 20)
del cual soy embajador entre cadenas, y pueda hablar de él valientemente como conviene. (Efesios 6, 20)
Y es justo que yo sienta así de todos vosotros, pues os llevo en mi corazón, partícipes como sois todos de mi gracia, tanto en mis cadenas como en la defensa y consolidación del Evangelio. (Filipenses 1, 7)
de tal forma que se ha hecho público en todo el Pretorio y entre todos los demás, que me hallo en cadenas por Cristo. (Filipenses 1, 13)
Y la mayor parte de los hermanos, alentados en el Señor por mis cadenas, tienen mayor intrepidez en anunciar sin temor la Palabra. (Filipenses 1, 14)
aquéllos, por rivalidad, no con puras intenciones, creyendo que aumentan la tribulación de mis cadenas. (Filipenses 1, 17)
El saludo va de mi mano, Pablo. Acordaos de mis cadenas. La gracia sea con vosotros. (Colosenses 4, 18)
Que el Señor conceda misericordia a la familia de Onesíforo, pues me alivió muchas veces y no se avergonzó de mis cadenas, (II Timoteo 1, 16)