Talált 68 Eredmények: Cuya
la que envía por mar embajadores, y en barcos de juncos sobre la haz de las aguas! Id, mensajeros ligeros, a la nación esbelta y de brillante piel, al pueblo temible desde siempre, nación vigorosa y dominadora, cuya tierra surcan ríos. (Isaías 18, 2)
En aquel tiempo se presentará un obsequio a Yahveh Sebaot, al lugar del nombre de Yahveh Sebaot, el monte Sión, de parte de un pueblo esbelto y de brillante piel, y de parte de un pueblo temible desde siempre, nación vigorosa y dominadora, cuya tierra surcan ríos. (Isaías 18, 7)
por eso será para vosotros esta culpa como brecha ruinosa en una alta muralla, cuya quiebra sobrevendrá de un momento a otro, (Isaías 30, 13)
Y no verás al pueblo audaz, pueblo de lenguaje oscuro, incomprensible, al bárbaro cuya lengua no se entiende. (Isaías 33, 19)
¿Es que no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? Que Dios desde siempre es Yahveh, creador de los confines de la tierra, que no se cansa ni se fatiga, y cuya inteligencia es inescrutable. (Isaías 40, 28)
Así dice Yahveh, el que rescata a Israel, el Santo suyo, a aquel cuya vida es despreciada, y es abominado de las gentes, al esclavo de los dominadores: Veránlo reyes y se pondrán en pie, príncipes y se postrarán por respeto a Yahveh, que es leal, al Santo de Israel, que te ha elegido. (Isaías 49, 7)
He aquí que yo traigo sobre vosotros, una nación de muy lejos, ¡oh casa de Israel! - oráculo de Yahveh -; una nación que no mengua, nación antiquísima aquélla, nación cuya lengua ignoras y no entiendes los que habla; (Jeremías 5, 15)
se traba combate con los caldeos para llenar la ciudad de cadáveres humanos, a los que herí en mi ira y mi furor, y por cuya malicia oculté mi rostro de esta ciudad. (Jeremías 33, 5)
pero yo te salvaré a ti aquel día - oráculo de Yahveh - y no serás puesto en manos de aquellos cuya presencia evitas temeroso, (Jeremías 39, 17)
Y si acaso te dicen: «¿Por qué esos gemidos?», dirás: «Por causa de una noticia a cuya llegada todos los corazones desfallecerán, desmayarán todos los brazos, todos los espíritus se amilanarán, y todas las rodillas se irán en agua. Ved que ya llega; es cosa hecha, oráculo del Señor Yahveh.» (Ezequiel 21, 12)
En cuanto a ti, vil criminal, príncipe de Israel, cuya hora ha llegado con la última culpa, (Ezequiel 21, 30)
- mientras se tienen para ti visiones vanas, y para ti se presagia la mentira -, para degollar a los viles criminales cuya hora ha llegado con la última culpa! (Ezequiel 21, 34)