Talált 15 Eredmények: Elyasib

  • Hijos de Nearías: Elyoenay, Ezequías, Azricam: tres. Hijos de Elyoenay: Hodaías, Elyasib, Pelaías, Aqcub, Yojanán, Delaías y Ananí: siete. (I Crónicas 3, 23)

  • la once a Elyasib; la doce a Yaquín; (I Crónicas 24, 12)

  • Luego Esdras se retiró de delante de la Casa de Dios y se fue al aposento de Yehojanán, hijo de Elyasib, donde pasó la noche sin comer pan ni beber agua, haciendo duelo a causa de la rebeldía de los deportados. (Esdras 10, 6)

  • Entre los cantores: Elyasib y Zakkur. Entre los porteros: Sallum, Telem y Urí. (Esdras 10, 24)

  • de los hijos de Zattú: Elyoenáy. Elyasib Mattanías, Yeremot, Zabad y Azizá: (Esdras 10, 27)

  • Vanías, Meremot, Elyasib, (Esdras 10, 36)

  • El sumo sacerdote Elyasib y sus hermanos los sacerdotes se encargaron de construir la puerta de las Ovejas: la armaron, fijaron sus hojas, barras y goznes, y continuaron hasta la torre de los Cien y hasta la torre de Jananel. (Nehemías 3, 1)

  • Después de él Baruc, hijo de Zabbay, reparó otro sector, desde el Angulo hasta la puerta de la casa del sumo sacerdote Elyasib. (Nehemías 3, 20)

  • Después de él Meremot, hijo de Urías, hijo de Haqcós, reparó otro sector, desde la puerta de la casa de Elyasib hasta el término de la misma. (Nehemías 3, 21)

  • Josué engendró a Yoyaquim; Yoyaquim engendró a Elyasib; Elyasib engendró a Yoyadá; (Nehemías 12, 10)

  • En tiempo de Elyasib, Yoyadá, Yojanán y Yaddúa, los cabezas de familias sacerdotales fueron registrados en el libro de las Crónicas, hasta el reinado de Darío el persa. (Nehemías 12, 22)

  • Los hijos de Leví: Los cabezas de familia fueron registrados en el libro de las Crónicas, hasta el tiempo de Yojanán, nieto de Elyasib. (Nehemías 12, 23)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina