Talált 834 Eredmények: José y sus hermanos

  • Entonces José volvió los ojos y vio a Benjamín, su hermano de madre, y dijo: «¿Este es vuestro hermano menor, de quien me hablasteis?» Y añadió: «Dios te guarde, hijo mío.» (Génesis 43, 29)

  • José tuvo que darse prisa, porque le daban ganas de llorar de emoción por su hermano, y entrando en el cuarto lloró allí. (Génesis 43, 30)

  • Y mi copa, la copa de plata, la pones en la boca del saco del pequeño, además del dinero de su compra.» Y él hizo conforme a lo que había dicho José. (Génesis 44, 2)

  • Salieron de la ciudad, y no bien se habían alejado, cuando José dijo a su mayordomo: «Levántate y persigue a esos hombres, les das alcance y les dices: ¿Por qué habéis pagado mal por bien? (Génesis 44, 4)

  • Judá y sus hermanos entraron a casa de José, que todavía estaba allí, y cayeron rostro en tierra. (Génesis 44, 14)

  • José les dijo: «¿Qué habéis hecho? ¡ ignorabais que uno como yo tenía que adivinarlo sin falta?» (Génesis 44, 15)

  • Ahora, pues, que se quede tu siervo en vez del muchacho como esclavo de mi señor, y suba el muchacho con sus hermanos. (Génesis 44, 33)

  • Ya no pudo José contenerse delante de todos los que en pie le asistían y exclamó: «Echad a todo el mundo de mi lado.» Y no quedó nadie con él mientras se daba a conocer José a sus hermanos. (Génesis 45, 1)

  • José dijo a sus hermanos: «Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?» Sus hermanos no podían contestarle, porque se habían quedado atónitos ante él. (Génesis 45, 3)

  • José dijo a sus hermanos: «Vamos, acercaos a mí.» Se acercaron, y él continuó: «Yo soy vuestro hermano José, a quien vendisteis a los egipcios. (Génesis 45, 4)

  • Subid de prisa a donde mi padre, y decidle: "Así, dice tu hijo José: Dios me ha hecho dueño de todo Egipto; baja a mí sin demora. (Génesis 45, 9)

  • Y echándose al cuello de su hermano Benjamín, lloró; también Benjamín lloraba sobre el cuello de José. (Génesis 45, 14)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina