Talált 92 Eredmények: Judea

  • Ocupó Yazer y sus aldeas, y regresó a Judea. (I Macabeos 5, 8)

  • Dejó para defensa de Judea a José, hijo de Zacarías, y a Azarías, jefe del pueblo, con el resto del ejército, (I Macabeos 5, 18)

  • Tomó luego consigo a los judíos de Galilea y Arbattá, con sus mujeres, hijos y cuanto poseían, y en medio de una gran alegría los llevó a Judea. (I Macabeos 5, 23)

  • Y José y Azarías fueron derrotados y perseguidos hasta la frontera de Judea. Sucumbieron aquel día alrededor de 2.000 hombres del pueblo de Israel. (I Macabeos 5, 60)

  • El ejército real subió a Jerusalén, al encuentro de los judíos, y el rey acampó contra Judea y contra el monte Sión. (I Macabeos 6, 48)

  • Pero no había víveres en los almacenes, porque aquel era año séptimo, y además los israelitas liberados de los gentiles y traídos a Judea habían consumido las últimas reservas. (I Macabeos 6, 53)

  • salió a recorrer todo el territorio de Judea para tomar venganza de los desertores y no dejarles andar por la región. (I Macabeos 7, 24)

  • Vuelto a Jerusalén, hizo Báquides levantar ciudades fortificadas en Judea: la fortaleza de Jericó, Emaús, Bet Jorón, Betel, Tamnatá, Faratón y Tefón, con altas murallas, puertas y cerrojos (I Macabeos 9, 50)

  • y Báquides se puso en marcha con un fuerte ejército. Envió cartas secretas a sus alidados de Judea ordenándoles prender a Jonatán y a los suyos. Pero no pudieron, porque fueron conocidas sus intenciones, (I Macabeos 9, 60)

  • En sabiéndolo Báquides, juntó a toda su gente y convocó a sus partidarios de Judea. (I Macabeos 9, 63)

  • Los tres distritos incorporados a Judea, de la provincia de Samaría, queden anexionados a Judea y contados por suyos, de modo que, sometidos a un mismo jefe, no acaten otra autoridad que la del sumo sacerdote. (I Macabeos 10, 38)

  • Los gastos de la construcción de las murallas de Jerusalén y la fortificación de su recinto correrán asimismo a cuenta del rey, como también la reconstrucción de murallas en Judea.» (I Macabeos 10, 45)


“De que vale perder-se em vãos temores?” São Padre Pio de Pietrelcina