Talált 38 Eredmények: Judit

  • Respondió Judit: «Por tu vida, mi señor; que, antes que tu sierva haya consumido lo que traje, cumplirá el Señor, por mi mano, sus designios.» (Judit 12, 4)

  • Holofernes ordenó a su escolta que no se lo impidieran. Judit permaneció tres días en el campamento. Cada noche se dirigía hacia el barranco de Betulia y se lavaba en la fuente donde estaba el puesto de guardia. (Judit 12, 7)

  • Salió Bagoas de la presencia de Holofernes, entró en la tienda de Judit y dijo: «Que esta bella esclava no se niegue a venir donde mi señor, para ser honrada en su presencia, para beber vino alegremente con nosotros y ser, en esta ocasión, como una de las hijas de los asirios que viven en el palacio de Nabucodonosor.» (Judit 12, 13)

  • Judit le respondió: «¿Quién soy yo para oponerme a mi señor? Haré prontamente todo cuanto le agrade y ello será para mí motivo de gozo mientras viva.» (Judit 12, 14)

  • Entrando luego Judit, se reclinó. El corazón de Holofernes quedó arrebatado por ella, su alma quedó turbada y experimentó un violento deseo de unirse a ella, pues desde el día que la vio, andaba buscando ocasión de seducirla. (Judit 12, 16)

  • Judit respondió: «Beberé señor; pues nunca, desde el día en que nací, nunca estimé en tanto mi vida como ahora.» (Judit 12, 18)

  • quedaron en la tienda tan sólo Judit y Holofernes, desplomado sobre su lecho y rezumando vino. (Judit 13, 2)

  • Judit había mandado a su sierva que se quedara fuera de su dormitorio y esperase a que saliera, como los demás días. Porque, en efecto, ella había dicho que saldría para hacer su oración y en este mismo sentido había hablado a Bagoas. (Judit 13, 3)

  • Todos se habían retirado; nadie, ni grande ni pequeño, quedó en el dormitorio. Judit, puesta de pie junto al lecho, dijo en su corazón: «¡Oh Señor, Dios de toda fuerza! Pon los ojos, en esta hora, a la empresa de mis manos para exaltación de Jerusalén. (Judit 13, 4)

  • Judit gritó desde lejos a los centinelas de las puertas: «¡Abrid, abrid la puerta! El Señor, nuestro Dios, está con nosotros para hacer todavía hazañas en Israel y mostrar su poder contra nuestros enemigos, como lo ha hecho hoy mismo.» (Judit 13, 11)

  • Judit, con fuerte voz, les dijo: «¡Alabad a Dios, alabadle! Alabad a Dios, que no ha apartado su misericordia de la casa de Israel, sino que esta noche ha destrozado a nuestros enemigos por mi mano.» (Judit 13, 14)

  • Ozías dijo a Judit: «¡Bendita seas, hija del Dios Altísimo más que todas las mujeres de la tierra! Y bendito sea Dios, el Señor, Creador del cielo y de la tierra, que te ha guiado para cortar la cabeza del jefe de nuestros enemigos. (Judit 13, 18)


“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina