Talált 1011 Eredmények: La fuga de David

  • Todos los hombres de Jonatán se dieron a la fuga sin que quedara ni uno de ellos, a excepción de Matatías, hijo de Absalón, y de Judas, hijo de Kalfi, capitanes del ejército. (I Macabeos 11, 70)

  • Vuelto al combate, derrotó al enemigo y le puso en fuga. (I Macabeos 11, 72)

  • En sus días se consiguió felizmente por su medio exterminar a los gentiles de su país y a los que se encontraban en la Ciudad de David, en Jerusalén, donde se habían hecho una Ciudadela desde la que hacían salidas y mancillaban los alrededores del Lugar Santo causando graves ultrajes a su santidad. (I Macabeos 14, 36)

  • Lo mismo se narraba también en los archivos y en las Memorias del tiempo de Nehemías; y cómo éste, para fundar una biblioteca, reunió los libros referentes a los reyes y a los profetas, los de David y las cartas de los reyes acerca de las ofrendas. (II Macabeos 2, 13)

  • De este modo hirieron a muchos de ellos, y mataron a algunos; a todos los demás los pusieron en fuga, y al mismo ladrón sacrílego le mataron junto al Tesoro. (II Macabeos 4, 42)

  • Al ponerse el Todopoderoso de su parte en la lucha, dieron muerte a más de 9.000 enemigos, hirieron y mutilaron a la mayor parte del ejército de Nicanor, y a todos los demás los pusieron en fuga. (II Macabeos 8, 24)

  • En efecto, habiendo entrado en la ciudad llamada Persépolis, pretendió saquear el santuario y oprimir la ciudad; ante ello, la muchedumbre sublevándose acudió a las armas y le puso en fuga; y sucedió que Antíoco, ahuyentado por los naturales del país, hubo de emprender una vergonzosa retirada. (II Macabeos 9, 2)

  • Arrebatado de furor, pensaba vengar en los judíos la afrenta de los que le habían puesto en fuga, y por eso ordenó al conductor que hiciera avanzar el carro sin parar hasta el término del viaje. Pero ya el juicio del Cielo se cernía sobre él, pues había hablado así con orgullo: «En cuanto llegue a Jerusalén, haré de la ciudad una fosa común de judíos.» (II Macabeos 9, 4)

  • En cuanto apareció, la primera, la cohorte de Judas, se apoderó de los enemigos el miedo y el temor al manifestarse ente ellos Aquél que todo lo ve, y se dieron a la fuga cada cual por su lado, de modo que muchas veces eran heridos por sus propios compañeros y atravesados por las puntas de sus espadas. (II Macabeos 12, 22)

  • Proberbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel: (Proverbios 1, 1)

  • Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén. (Eclesiastés 1, 1)

  • Tu cuello, la torre de David, erigida para trofeos: mil escudos penden de ella, todos paveses de valientes. (Cantar 4, 4)


“Mantenha-se sempre muito unido à Igreja Católica, pois somente ela pode lhe dar a verdadeira paz, porque somente ela possui Jesus Sacramentado que é o verdadeiro príncipe da paz.” São Padre Pio de Pietrelcina