Talált 198 Eredmények: Libro

  • Toda revelación será para vosotros como palabras de un libro sellado, que da uno al que sabe leer diciendo: «Ea, lee eso»; y dice el otro: «No puedo, porque está sellado»; (Isaías 29, 11)

  • y luego pone el libro frente a quien no sabe leer, diciendo: «Ea, lee eso»; y dice éste: «No sé leer» (Isaías 29, 12)

  • Oirán aquel día los sordos palabras de un libro, y desde la tiniebla y desde la oscuridad los ojos de los ciegos las verán, (Isaías 29, 18)

  • Ahora ven, escríbelo en una tablilla, grábalo en un libro, y que dure hasta el último día, para testimonio hasta siempre: (Isaías 30, 8)

  • se esfuma todo el ejército de los cielos. Se enrollan como un libro los cielos, y todo su ejército palidece como palidece el sarmiento de la cepa, como una hoja mustia de higuera. (Isaías 34, 4)

  • Buscad el libro de Yahveh y leed; no faltará ninguno de ellos, ninguno de ellos echará en falta a otro. Pues su misma boca lo ha ordenado y su mismo espíritu los junta. (Isaías 34, 16)

  • Y atraeré sobre aquella tierra todas las palabras que he hablado respecto a ella, todo lo que está escrito en este libro. Lo que profetizó Jeremías tocante a la generalidad de las naciones. (Jeremías 25, 13)

  • Así dice Yahveh el Dios de Israel: Escríbete todas las palabras que te he hablado en un libro. (Jeremías 30, 2)

  • Así dice Yahveh: Halló gracia en el desierto el pueblo que se libró de la espada: va a su descanso Israel. (Jeremías 31, 2)

  • Hizo Baruc, hijo de Neriyías, conforme a todo cuanto le había mandado el profeta Jeremías, y leyó en el libro las palabras de Yahveh en la Casa de Yahveh. (Jeremías 36, 8)

  • Baruc, pues, leyó en el libro las palabras de Jeremías en la Casa de Yahveh, en la cámara de Guemarías, hijo de Safán el escriba, en el patio alto, a la entrada de la Puerta Nueva de la Casa de Yahveh, a oídos de todo el pueblo. (Jeremías 36, 10)

  • Oye Miqueas, hijo de Guemarías, hijo de Safán, todas las palabras de Yahveh según el libro, (Jeremías 36, 11)


“Onde há mais sacrifício, há mais generosidade.” São Padre Pio de Pietrelcina