Talált 24 Eredmények: Llenas
Pero no ha enviudado Israel ni Judá de su Dios, de Yahveh Sebaot. Sus tierras estaban llenas de delitos contra el Santo de Israel. (Jeremías 51, 5)
Y dijo al hombre vestido de lino: «Métete entre las ruedas, debajo de los querubines, toma a manos llenas brasas ardientes de entre los querubines y espárcelas por la ciudad.» Y él entró, ante mis ojos. (Ezequiel 10, 2)
Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas. (Mateo 15, 37)
«Y cuando partí los siete entre los 4.000, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete.» (Marcos 8, 20)
Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?» (Lucas 4, 22)
Las Iglesias por entonces gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria; se edificaban y progresaban en el temor del Señor y estaban llenas de la consolación del Espíritu Santo. (Hechos 9, 31)
Como está escrito: Repartió a manos llenas; dio a los pobres; su justicia permanece eternamente. (II Corintios 9, 9)
Por eso, cuando vaya, le recordaré las cosas que está haciendo, criticándonos con palabras llenas de malicia; y como si no fuera bastante, tampoco recibe a los hermanos, impide a los que desean hacerlo y los expulsa de la Iglesia. (III Juan 1, 10)
Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras llenas a los ojos de mi Dios. (Apocalipsis 3, 2)
Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. (Apocalipsis 5, 8)
Luego, uno de los cuatro Vivientes entregó a los siete Angeles siete copas de oro llenas del furor de Dios, que vive por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 15, 7)
Entonces vino uno de los siete Angeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y me habló diciendo: «Ven, que te voy a enseñar a la Novia, a la Esposa del Cordero.» (Apocalipsis 21, 9)