Talált 682 Eredmények: Manos
te has engreído contra el Señor del Cielo, se han traído a tu presencia los vasos de su Casa, y tú, tus dignatorios, tus mujeres y tus concubinas, habéis bebido vino en ellos. Habéis celebrado a los dioses de plata y oro, de bronce y hierro, de madera y piedra, que no ven ni oyen ni entienden, pero no has glorificado al Dios que tiene en sus manos tu propio aliento y de quien dependen todos tus caminos. (Daniel 5, 23)
proferirá palabras contra el Altísimo y pondrá a prueba a los santos del Altísimo. Tratará de cambiar los tiempos y la ley, y los santos serán entregados en sus manos por un tiempo y tiempos y medio tiempo. (Daniel 7, 25)
Y, por su habilidad, triunfará el engaño entre sus manos. Se exaltará en su corazón, y por sorpresa destruirá a muchos. Se alzará contra el Príncipe de los Príncipes, pero - sin que mano alguna intervenga - será quebrantado. (Daniel 8, 25)
En esto una mano me tocó, haciendo castañear mis rodillas y las palmas de mis manos. (Daniel 10, 10)
Entonces el rey del Mediodía, montando en cólera, saldrá a combatir contra el rey del Norte, que movilizará una gran multitud; pero esta multitud caerá en sus manos. (Daniel 11, 11)
Aquel que avanza contra él le tratará a su capricho, sin que haya quien pueda resistirle: se establecerá en la Tierra del Esplendor, llevando en sus manos la destrucción. (Daniel 11, 16)
Vendrá a la Tierra del Esplendor, donde caerán muchos, pero de sus manos escaparán los siguientes: Edom, Moab y los restos de los ammonitas. (Daniel 11, 41)
Pero es mejor para mí caer en vuestras manos sin haberlo hecho que pecar delante del Señor.» (Daniel 13, 23)
Los dos ancianos, levantándose en medio del pueblo, pusieron sus manos sobre su cabeza. (Daniel 13, 34)
Y el rey mandó matarlos y entregó a Bel en manos de Daniel, el cual lo destruyó, así como su templo. (Daniel 14, 22)
Asiria no nos salvará, no montaremos ya a caballo, y no diremos más "Dios nuestro" a la obra de nuestros manos, oh tú, en quien halla compasión el huérfano.» (Oseas 14, 4)
venderé vuestros hijos y vuestras hijas en manos de los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, a una nación lejana, ¡porque ha hablado Yahveh!» (Joel 4, 8)