Talált 225 Eredmények: Medidas del Arca

  • Cuando se levante el campamento, irán Aarón y sus hijos, descolgarán el velo de protección y cubrirán con él el arca del Testimonio. (Números 4, 5)

  • Cuando Moisés entraba en la Tienda del Encuentro para hablar con El, oía la voz que le hablaba de lo alto del propiciatorio que está sobre el arca del Testimonio, de entre los dos querubines. Entonces hablabla con El. (Números 7, 89)

  • Partieron del monte de Yahveh para hacer tres jornadas. El arca de la alianza de Yahveh iba delante de ellos los tres días de camino, buscándoles donde hacer alto. (Números 10, 33)

  • Cuando partía el arca, decía Moisés: «Levántate, Yahveh, que tus enemigos se dispersen, huyan delante de ti los que te odian.» (Números 10, 35)

  • Pero ellos se obstinaron en subir a la cumbre del monte. Ni el arca de la alianza de Yahveh, ni Moisés se movieron del campamento. (Números 14, 44)

  • Yahveh me dijo entonces: «Labra dos tablas de piedra como las primeras y sube donde mí a la montaña; hazte también un arca de madera. (Deuteronomio 10, 1)

  • Yo escribiré en las tablas las palabras que había en las primeras que rompiste, y tú las depositarás en el arca.» (Deuteronomio 10, 2)

  • Hice un arca de madera de acacia, labré dos tablas de piedra como las primeras y subí a la montaña con las dos tablas en la mano. (Deuteronomio 10, 3)

  • Yo volví a bajar del monte, puse las tablas en el arca que había hecho y allí quedaron, como me había mandado Yahveh. (Deuteronomio 10, 5)

  • Yahveh separó entonces a la tribu de Leví para llevar el arca de la alianza de Yahveh, sirviéndole y dando la bendición en su nombre hasta el día de hoy. (Deuteronomio 10, 8)

  • Moisés puso esta Ley por escrito y se la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el arca de la alianza de Yahveh, así como a todos los ancianos de Israel. (Deuteronomio 31, 9)

  • Moisés dio esta orden a los levitas que llevaban el arca de la alianza de Yahveh: (Deuteronomio 31, 25)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina