Talált 110 Eredmények: Mefiboset dejado atrás

  • Zain. De sus maravillas ha dejado un memorial. Jet. ¡Clemente y compasivo Yahveh! (Salmos 111, 4)

  • Por eso, una vez reunidos, se fueron a Masfá, frente a Jerusalén, porque tiempos atrás había habido en Masfá un lugar de oración para Israel. (I Macabeos 3, 46)

  • Entablado el combate, Jonatán tendió su mano para herir a Báquides y éste le esquivó echándose atrás, (I Macabeos 9, 47)

  • Había dejado Apolonio mil jinetes ocultos a espaldas de ellos. (I Macabeos 10, 79)

  • Al difundirse el falso rumor de que Antíoco había dejado esta vida, Jasón, con no menos de mil hombres, lanzó un ataque imprevisto contra la ciudad; al ser rechazados los que estaban en la muralla y capturada ya por fin la ciudad, Menelao se refugió en la Acrópolis. (II Macabeos 5, 5)

  • Pero de no haberse dejado arrastrar ellos por los muchos pecados, el mismo Antíoco, como Heliodoro, el enviado por el rey Seleuco para inspeccionar el Tesoro, al ser azotado nada más llegar, habría renunciado a su osadía. (II Macabeos 5, 18)

  • Dositeo y Sosípatro, capitanes de Macabeo, en una incursión mataron a los hombres que Timoteo había dejado en la fortaleza, más de 10.000. (II Macabeos 12, 19)

  • Supo entonces que Filipo, a quien había dejado en Antioquía al frente de los negocios, se había sublevado. Consternado, llamó a los judíos, se avino a sus deseos, y prestó juramento sobre todas las condiciones justas. Se reconcilió y ofreció un sacrificio, honró al santuario y se mostró generoso con el Lugar Santo. (II Macabeos 13, 23)

  • que ha dejado al amigo de su juventud y ha olvidado la alianza de su Dios; (Proverbios 2, 17)

  • si te has obligado con las palabras de tu boca, si de la palabra de tu boca te has dejado prender, (Proverbios 6, 2)

  • Vara y reprensión dan sabiduría, muchacho dejado a sí mismo, avergüenza a su madre. (Proverbios 29, 15)

  • Mientras viva, su nombre dejará atrás a mil, y cuando descanse, él le bastará. (Eclesiástico 39, 11)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina