Talált 97 Eredmények: Registro de Familias

  • Hermanos suyos, por familias, agrupados según sus genealogías: el primero, Yeiel, Zacarías, (I Crónicas 5, 7)

  • Hijos de Merarí: Majlí y Musí. Estas son las familias de los levitas según sus casas paternas. (I Crónicas 6, 4)

  • De la tribu de Benjamín: Gueba con sus ejidos, Alémet con sus ejidos y Anatot con sus ejidos. El total de todas sus ciudades: trece ciudades según sus familias. (I Crónicas 6, 45)

  • A los otros hijos de Quehat les dieron por sorteo, conforme a sus familias, diez ciudades de la tribu de Efraím, de la tribu de Dan y de la media tribu de Manasés. (I Crónicas 6, 46)

  • A los hijos de Guersom, según sus familias, trece ciudades de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la tribu de Manasés en el Basán. (I Crónicas 6, 47)

  • A los hijos de Merarí, según sus familias, les tocaron en suerte doce ciudades de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón; (I Crónicas 6, 48)

  • En la tribu de Efraím se tomaron ciudades para algunas familias de los hijos de Quehat. (I Crónicas 6, 51)

  • Sus hermanos de todas las familias de Isacar, eran 87.000, esforzados guerreros, inscritos todos ellos en las genealogías. (I Crónicas 7, 5)

  • ¡Rendid a Yahveh, familias de los pueblos, rendid a Yahveh gloria y poder! (I Crónicas 16, 28)

  • David, junto con Sadoq, de los hijos de Itamar, los clasificó y los inscribió en el registro según sus funciones. (I Crónicas 24, 3)

  • Semaías, hijo de Natanael, escriba, uno de los levitas, los inscribió en presencia del rey y de los jefes, y en presencia del sacerdote Sadoq, de Ajimélek, hijo de Abiatar, y de los jefes de familias sacerdotales y levíticas. Se sacaba a suertes: una vez para Itamar y dos veces para Eleazar. (I Crónicas 24, 6)

  • Fueron inscritos en el registro según sus servicios para entrar en la Casa de Yahveh conforme al reglamento que Yahveh, el Dios de Israel, había prescrito por medio de Aarón, padre de ellos. (I Crónicas 24, 19)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina