Talált 91 Eredmények: Semejante

  • Ellos le dijeron: «¿Por qué habla mi señor de ese modo? ¡Lejos de tus siervos hacer semejante cosa! (Génesis 44, 7)

  • El granizo y los rayos mezclados con el granizo cayeron con fuerza tan extraordinaria que nunca hubo semejante en toda la tierra de Egipto desde que comenzó a ser nación. (Exodo 9, 24)

  • Cualquiera que prepare otro semejante, o derrame de él sobre un laico, será exterminado de su pueblo. (Exodo 30, 33)

  • Cualquiera que prepare otro semejante para aspirar su fragancia, será exterminado de en medio de su pueblo. (Exodo 30, 38)

  • Había una abertura en el centro del manto, semejante al cuello de una cota, con una orla alrededor de la abertura para que no se rompiese. (Exodo 39, 23)

  • Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿Hubo jamás desde un extremo a otro del cielo palabra tan grande como ésta? ¿Se oyó semejante? (Deuteronomio 4, 32)

  • Porque esas naciones que vas a desalojar escuchan a astrólogos y adivinos, pero a ti Yahveh tu Dios no te permite semejante cosa. (Deuteronomio 18, 14)

  • Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande. (Deuteronomio 18, 18)

  • Los demás, al saberlo, temerán y no volverán a cometer una maldad semejante en medio de ti. (Deuteronomio 19, 20)

  • no harás nada a la joven: no hay en ella pecado que merezca la muerte. El caso es semejante al de un hombre que se lanza sobre su prójimo y le mata: (Deuteronomio 22, 26)

  • No hubo día semejante ni antes ni después, en que obedeciera Yahveh a la voz de un hombre. Es que Yahveh combatía por Israel. (Josué 10, 14)

  • Aquí está mi hija, que es doncella. Os la entregaré. Abusad de ella y haced con ella lo que os parezca; pero no cometáis con este hombre semejante infamia.» (Jueces 19, 24)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina