Talált 42 Eredmények: Servidumbre

  • tu corazón se engría y olvides a Yahveh tu Dios que te sacó del país de Egipto, de la casa de servidumbre; (Deuteronomio 8, 14)

  • Ese profeta o vidente en sueños deberá morir por haber predicado la rebelión contra Yahveh tu Dios - que te sacó del país de Egipto y te rescató de la casa de servidumbre - para apartarte del camino que Yahveh tu Dios te ha mandado seguir. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti. (Deuteronomio 13, 6)

  • Le apedrearás hasta que muera, porque trató de apartarte de Yahveh tu Dios, el que te sacó del país de Egipto, de la casa de servidumbre. (Deuteronomio 13, 11)

  • Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura servidumbre. (Deuteronomio 26, 6)

  • El cananeo que ocupaba Guézer no fue expulsado y así continúa en medio de Efraím hasta el día de hoy, pero sujeto a servidumbre. (Josué 16, 10)

  • Pero, cuando los israelitas se hicieron más fuertes, sometieron a los cananeos a servidumbre, aunque no llegaron a expulsarlos. (Josué 17, 13)

  • Porque Yahveh nuestro Dios es el que nos hizo subir, a nosotros y a nuestros padres, de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, y el que delante de nuestros ojos obró tan grandes señales y nos guardó por todo el camino que recorrimos y en todos los pueblos por los que pasamos. (Josué 24, 17)

  • Yahveh envió a los israelitas un profeta que les dijo: «Así habla Yahveh, Dios de Israel: Yo os hice subir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. (Jueces 6, 8)

  • «Tu padre ha hecho pesado nuestro yugo; ahora tú aligera la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que puso sobre nosotros, y te serviremos.» (I Reyes 12, 4)

  • «Tu padre ha hecho pesado nuestro yugo; ahora tú aligera la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que puso sobre nosotros y te serviremos.» (II Crónicas 10, 4)

  • Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es mi servidumbre y la servidumbre de los reinos de las naciones.» (II Crónicas 12, 8)

  • No quisieron oír, no recordaron los prodigios que con ellos hiciste; endurecieron la cerviz y se obstinaron en volver a Egipto y a su servidumbre. Pero tú eres el Dios de los perdones, clemente y entrañable, tardo a la cólera y rico en bondad. ¡No los desamparaste! (Nehemías 9, 17)


“Amemos ao próximo. Custa tão pouco querer bem ao outro.” São Padre Pio de Pietrelcina