Talált 146 Eredmények: Suerte
Chocarán pueblo contra pueblo y ciudad contra ciudad, porque Dios los conturbará con toda suerte de aflicciones. (II Crónicas 15, 6)
Los habitantes de Jerusalén proclamaron rey en su lugar a su hijo menor Ocozías, porque una banda de árabes que había invadido el campamento había dado muerte a todos los mayores, de suerte que llegó a ser rey Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá. (II Crónicas 22, 1)
Ezequías tuvo riquezas y gloria en gran abundancia. Adquirió tesoros de plata, oro, piedras preciosas, bálsamos, joyas y de toda suerte de objetos de valor. (II Crónicas 32, 27)
Ciudades fuertes conquistaron y una tierra generosa; y heredaron casas de toda suerte de bienes rebosantes, cisternas ya excavadas, viñas y olivares, árboles frutales sin medida: comieron, se saciaron, engordaron, se deleitaron en tus inmensos bienes. (Nehemías 9, 25)
Antes de morir presenció y oyó la ruina de Nínive y vio cómo los ninivitas eran llevados cautivos a Media, cuando la deportación de Ciajares, rey de Media. Y bendijo a Dios por todo cuanto había hecho a los ninivitas y asirios. Antes de morir pudo alegrarse por la suerte de Nínive y bendijo al Señor Dios por los siglos de los siglos. Amén. (Tobías 14, 15)
y tuvieron gran miedo ante él, temblando por la suerte de Jerusalén y por el Templo del Señor su Dios, (Judit 4, 2)
«Amán, hijo de Hamdatá, de Agag, enemigo de todos los judíos, había proyectado exterminar a los judíos y echó el "Pur", es decir, la suerte, para su ruina y exterminio. (Ester 9, 24)
Comenzó pidiéndonos, con toda suerte de falaces argumentos, la muerte de Mardoqueo, nuestro salvador y bienhechor continuo, la de Ester, irreprochable compañera de nuestro reino, y la de todo su pueblo, (Ester 16, 13)
Cuanto a vosotros, judíos, celebraréis con toda suerte de regocijos este día insigne, como una de vuestras solemnidades, (Ester 16, 22)
¡Vosotros echáis a suerte al mismo huérfano, especuláis con vuestro propio amigo! (Job 6, 27)
así meses de desencanto son mi herencia, y mi suerte noches de dolor. (Job 7, 3)
Tal es la suerte que al malvado Dios reserva, la herencia de Dios para el maldito. (Job 20, 29)