Talált 57 Eredmények: construcción de la torre de babel

  • Cuando pasa la tormenta, ya no existe el malo, mas el justo es construcción eterna. (Proverbios 10, 25)

  • El nombre de Yahveh es torre fuerte, a ella corre el justo y no es alcanzado. (Proverbios 18, 10)

  • Tu cuello, la torre de David, erigida para trofeos: mil escudos penden de ella, todos paveses de valientes. (Cantar 4, 4)

  • Tu cuello, como torre de marfil. Tus ojos, las piscinas de Jesbón, junto a la puerta de Bat Rabbim. Tu nariz, como la torre del Líbano, centinela que mira hacia Damasco. (Cantar 7, 5)

  • contra toda torre prominente, contra todo muro inaccesible, (Isaías 2, 15)

  • La cavó y despedregó, y la plantó de cepa exquisita. Edificó una torre en medio de ella, y además excavó en ella un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agraces. (Isaías 5, 2)

  • Baja, siéntate en el polvo, virgen, hija de Babel! ¡Siéntate en tierra, destronada, hija de los caldeos! Ya no se te volverá a llamar la dulce, la exquisita. (Isaías 47, 1)

  • He aquí que vienen días - oráculo de Yahveh - en que será reconstruida la ciudad de Yahveh desde la torre de Jananel hasta la Puerta del Angulo; (Jeremías 31, 38)

  • Arco y lanza blanden, crueles son y sin entrañas. Su voz como la mar muge, y a caballo van montados, ordenados como un solo hombre para la guerra contra ti, hija de Babel. (Jeremías 50, 42)

  • Y retiembla la tierra, y da vueltas, por haberse cumplido contra Babilonia los planes de Yahveh, de convertir la tierra de Babel en desolación sin habitantes. (Jeremías 51, 29)

  • Porque así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: La hija de Babel es como era al tiempo de apisonarla; un poco más, y le habrá llegado el tiempo de la siega. (Jeremías 51, 33)

  • Y he aquí que por el exterior de la Casa había un muro, todo alrededor. La vara de medir que el hombre tenía en la mano era de seis codos de codo y palmo. Midió el espesor de la construcción: una vara, y su altura: una vara. (Ezequiel 40, 5)


“Deus é servido apenas quando é servido de acordo com a Sua vontade.” São Padre Pio de Pietrelcina