Talált 322 Eredmények: descendencia de Abraham

  • «Vosotros sois los hijos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con vuestros padres al decir a Abraham: En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra. (Hechos 3, 25)

  • El respondió: «Hermanos y padres, escuchad. El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes de que se estableciese en Jarán (Hechos 7, 2)

  • Y no le dio en ella en heredad ni la medida de la planta del pie; sino que prometió dársela en posesión a él y a su descendencia después de él, aunque no tenía ningún hijo. (Hechos 7, 5)

  • Le dio, además, la alianza de la circuncisión; y así, al engendrar a Isaac, Abraham le circuncidó el octavo día, y lo mismo Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas. (Hechos 7, 8)

  • y fueron trasladados a Siquem y depositados en el sepulcro que había comprado Abraham a precio de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquem. (Hechos 7, 16)

  • «Conforme se iba acercando el tiempo de la promesa que Dios había hecho a Abraham, creció el pueblo y se multiplicó en Egipto, (Hechos 7, 17)

  • " Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. " Moisés temblaba y no se atrevía a mirar. (Hechos 7, 32)

  • En su humillación le fue negada la justicia; ¿quién podrá contar su descendencia? Porque su vida fue arrancada de la tierra.» (Hechos 8, 33)

  • De la descendencia de éste, Dios, según la Promesa, ha suscitado para Israel un Salvador, Jesús. (Hechos 13, 23)

  • «Hermanos, hijos de la raza de Abraham, y cuantos entre vosotros temen a Dios: a vosotros ha sido enviada esta Palabra de salvación. (Hechos 13, 26)

  • ¿Qué diremos, pues, de Abraham, nuestro padre según la carne? (Romanos 4, 1)

  • Si Abraham obtuvo la justicia por las obras, tiene de qué gloriarse, mas no delante de Dios. (Romanos 4, 2)


“O Santo Sacrifício da Missa é o sufrágio mais eficaz, que ultrapassa todas as orações, as boas obras e as penitências. Infalivelmente produz seu efeito para vantagem das almas por sua virtude própria e imediata.” São Padre Pio de Pietrelcina