Talált 197 Eredmények: diez plagas

  • una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 74)

  • una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 80)

  • Las navetas de oro eran doce, llenas de incienso. Cada naveta era de diez siclos, en siclos del santuario. Los siclos de oro de las navetas eran en total 120. (Números 7, 86)

  • No un día, ni dos, ni cinco, ni diez ni veinte la comeréis, (Números 11, 19)

  • El puebblo se dedicó todo aquel día y toda la noche y todo el día siguiente a capturar las codornices. El que menos, reunió diez modios, y las tendieron alrededor del campamento. (Números 11, 32)

  • que ninguno de los que han visto mi gloria y las señales que he realizado en Egipto y en el desierto, que me han puesto a prueba ya diez veces y no han escuchado mi voz, (Números 14, 22)

  • El día cuarto: diez novillos, dos carneros, catorce corderos de un año, sin tacha; (Números 29, 23)

  • Yo tomé, entre los jefes de vuestras tribus, hombres sabios y experimentados, y los hice jefes vuestros: jefes de millar, de cien, de cincuenta y de diez, así como escribas para vuestras tribus. (Deuteronomio 1, 15)

  • El os reveló su alianza, que os mandó poner en práctica, las diez Palabras que escribió en dos tablas de piedra. (Deuteronomio 4, 13)

  • El escribió en las tablas lo mismo que había escrito antes, las diez Palabras que Yahveh había dicho en el monte, de en medio del fuego, el día de la Asamblea. Y Yahveh me las entregó. (Deuteronomio 10, 4)

  • Yahveh hará terribles tus plagas y las de tu descendencia: plagas grandes y duraderas, enfermedades perniciosas y tenaces. (Deuteronomio 28, 59)

  • Más todavía, todas las enfermedades y plagas que no se mencionan en el libro de esta Ley, las suscitará Yahveh contra ti, hasta destruirte. (Deuteronomio 28, 61)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina