Talált 626 Eredmények: hermanos

  • Así pues, hermanos míos, también vosotros quedasteis muertos respecto de la ley por el cuerpo de Cristo, para pertenecer a otro: a aquel que fue resucitado de entre los muertos, a fin de que fructificáramos para Dios. (Romanos 7, 4)

  • Así que, hermanos míos, no somos deudores de la carne para vivir según la carne, (Romanos 8, 12)

  • Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogenito entre muchos hermanos; (Romanos 8, 29)

  • Pues desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne, (Romanos 9, 3)

  • Hermanos, el anhelo de mi corazón y mi oración a Dios en favor de ellos es que se salven. (Romanos 10, 1)

  • Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, no sea que presumáis de sabios: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles, (Romanos 11, 25)

  • Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual. (Romanos 12, 1)

  • Por mi parte estoy persuadido, hermanos míos, en lo que a vosotros toca, de que también vosotros estáis llenos de buenas disposiciones, henchidos de todo conocimiento y capacitados también para amonestaros mutuamente. (Romanos 15, 14)

  • Pero os suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por mí, (Romanos 15, 30)

  • Saludad a Asíncrito y Flegonta, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos. (Romanos 16, 14)

  • Os ruego, hermanos, que os guardéis de los que suscitan divisiones y escándalos contra la doctrina que habéis aprendido; apartaos de ellos, (Romanos 16, 17)

  • Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. (I Corintios 1, 10)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina