Talált 386 Eredmények: historia de jacob

  • Dina, la hija que Lía había dado a Jacob, salió una vez a ver a las mujeres del país. (Génesis 34, 1)

  • Su alma se aficionó a Dina, hija de Jacob, se enamoró de la muchacha y trató de convencerla. (Génesis 34, 3)

  • Jacob oyó que Siquem había violado a su hija Dina, pero sus hijos estaban con el ganado en el campo, y Jacob guardó silencio hasta su llegada. (Génesis 34, 5)

  • Jamor, padre de Siquem, salió a donde Jacob para hablar con él. (Génesis 34, 6)

  • Los hijos de Jacob volvieron del campo al oírlo, y se indignaron los hombres y les dio mucha rabia la afrenta hecha por Siquem acostándose con la hija de Jacob: «Eso no se hace.» (Génesis 34, 7)

  • Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a su padre Jamor con disimulo, y dirigiéndose a aquel que había violado a su hermana Dina, (Génesis 34, 13)

  • y el muchacho no tardó en ponerlo en práctica, porque quería a la hija de Jacob. El mismo era el más honorable de toda la casa de su padre. (Génesis 34, 19)

  • Pues bien, al tercer día, mientras ellos estaban adoloridos, dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, blandieron cada uno su espada y entrando en la ciudad sin peligro mataron a todo varón. (Génesis 34, 25)

  • Los hijos de Jacob pasaron sobre los muertos, pillaron la ciudad que había violado a su hermana, (Génesis 34, 27)

  • Jacob dijo a Simeón y a Leví: «Me habéis puesto a malas haciéndome odioso entre los habitantes de este país, los cananeos y los perizitas, pues yo dispongo de unos pocos hombres, y ellos van a juntarse contra mí, me atacarán y seré aniquilado yo y mi casa.» (Génesis 34, 30)

  • Dios dijo a Jacob: «Levántate, sube a Betel y te estableces allí, haciendo un altar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.» (Génesis 35, 1)

  • Jacob dijo a su casa y a todos los que le acompañaban: «Retirad los dioses extraños que hay entre vosotros. Purificaos, y mudaos de vestido. (Génesis 35, 2)


“Para que se preocupar com o caminho pelo qual Jesus quer que você chegue à pátria celeste – pelo deserto ou pelo campo – quando tanto por um como por outro se chegará da mesma forma à beatitude eterna?” São Padre Pio de Pietrelcina